Muyshondt: “Hacer cine en este país es muy difícil”

No se considera un cineasta pero ha producido dos documentales históricos y culturales. Cada uno de ellos marcaron su niñez

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elsalvador.com

Por Sara Castro escena@eldiariodehoy.com

2014-11-04 12:00:00

Gerardo Muyshondt se embarcó en el trabajo del documental: “El Salvador: archivos perdidos del conflicto”. Este publicista de profesión conversó con El Diario de Hoy sobre su segundo documental, el cual espera que los salvadoreños tengan una perspectiva plural del conflicto.

¿Cuánto se invirtió en la producción del documental?

—Es incalculable si lo contabilizás en horas hombre. El rubro más grande de gastos se nos fue en el alquiler del foro que tuvimos que hacer porque la administración pasada de la Secretaría de Cultura no quiso prestar locaciones donde queríamos rodar. Solo en alquiler del foro fueron 35 mil dólares. El foro no era mi primera opción, sobre todo porque no tenía un valor cultural e histórico y no nos quisimos detener. Me hubiera gustado poder haber hecho esto con el ojo un poco más de cineasta, con valores estéticos.

A pesar de la ausencia de ese “ojo de cineasta” que señala, ¿se siente satisfecho con el trabajo realizado?

—Sacando eso de ahí, hicimos lo mejor que pudimos dadas las circunstancias. Estoy satisfecho con todo el esfuerzo de un equipo de trabajo. Una de esas personas que no hubiera formado parte de esto, no hubiera sido una realidad este proyecto.

Ante la negativa de Secultura, ¿a quién se acercaron o qué entidades colaboraron?

—Nosotros nos acercamos a empresas a pedirles ayuda para que nos pudieran financiar esos gastos a los que tuvimos que incurrir. Lo que no queríamos es que nos condicionaran la línea editorial, entonces ahí quiero hacer una diferencia bien clara: hay una diferencia entre un inversionista y un donante.

¿Quiénes fueron donantes?

—Preferiría no decirlos porque no les he consultado a ellos. Lo que sí puedo decirte es que hay un empresario que estuvo de la mano con nosotros: Ricardo Simán. El principal aporte de él fueron archivos. En 1979, él compró un betamax y grabó todos los noticieros del país desde 1979 hasta 1992. Nos juntamos y conformamos un comité editorial junto a Sergio Rodríguez. Éramos lo que tomábamos las decisiones de qué iba o no, qué se contaba o no.

En esa valoración de temas, ¿considera que alguno no se abordó?

—Los que no se tocaron con mucha profundidad fueron por dos motivos: uno, porque sentimos, como comité editorial, demasiado gastado el tema o ampliamente discutido. Por ejemplo el tema de Monseñor Romero le dedicamos un 10 % de la película, sé que se merece más pero creo que todo mundo sabe por qué fue asesinado de manera cobarde. Creo que hemos tocado todo.

¿Es fácil hacer cine en este país? ¿Hay condiciones?

—Hacer cine en este país es un “huevo” (ríe). Es muy difícil. Empezando por la falta de apoyo y porque todo se tiende a politizar. Vos sabés cuál es mi apellido y te podrás imaginar con las trabas con las que nos encontramos, a pesar de que lo que queremos mostrar es un mensaje despolitizador, concertador, que inviten a las diferencias con diálogo. Aunque nos trataron con la otra cara de la moneda, es un obstáculo más que hay que sortear para poder hacer cosas en este país. El primer proyecto me tocó financiarlo cien por ciento de mi bolsillo, fue una apuesta de vida. Fue la carta de presentación, eso nos permitió estar presente en el Festival de Cine de Guadalajara, Festival Internacional de Cine de Miami, HBO Latino Fest Film de Nueva York, estuvimos en Europa, un proyecto con credenciales serias.

¿Espera esa misma resonancia para esta producción?

—A mí me dolió muchísimo que “Uno” se estrenara primero fuera de El Salvador pero era necesario para darle legitimidad. Hoy sentimos que habiendo tenido ese precedente tenemos el lujo de poderla estrenarla en país, y si nos da la gana llevarla al extranjero. A mí no me importa tanto que la vean afuera, sino que aquí.

¿Qué proyectos siguen para Gerardo?

—Esa es la pregunta que no quería que nadie me hiciera. Cuando hicimos “Uno: la historia de un gol”, me preguntaron lo mismo y siempre respondí: cualquier cosa menos que sea de la guerra. ¡Y ahora estoy haciendo esto de la guerra! Me encantara que fuera algo salvadoreño.