Una de las reglas de oro para mantener una buena figura, sana y en su peso adecuado, es tener un buen metabolismo.
Aunque es un proceso interno del organismo dependiente de múltiples factores, existen hábitos que contribuyen a acelerarlo, y con ello la capacidad para digerir los alimentos y eliminar la grasa.
La clave está en combinar actividad física y saber alimentarse.
El primer lugar, establezca un horario fijo para comer. Es muy importante que no se salte ningún tiempo de comida, ya que al contrario de lo que mucha gente piensa, pasar muchas horas sin ingerir alimentos disminuye el metabolismo y altera el organismo en general.
“Para acelerar el metabolismo se puede aumentar el ejercicio físico y practicarlo regularmente, cambiar la temperatura de los alimentos que consumimos (muy fríos o muy calientes) y tener una mejor rutina de sueño”, explica la nutricionista Claudia Alfaro de Saavedra, del Hospital de Diagnóstico.
Caminar es fundamental. Por eso no pierda ninguna oportunidad de hacerlo. Prefiera subir y bajar escaleras en lugar de usar el ascensor, deje el carro a mayor distancia del lugar donde se dirige, o decididamente salga a caminar media hora sin parar por lo menos tres días a la semana.
Y si trabaja sentado frente a una computadora por muchas horas, póngase de pie y estírese cada media hora, en lugar de mandarle un mensaje por celular a sus compañeros vaya a su escritorio para caminar un poco, recomienda la revista MensHealth.
También existen algunos alimentos que le darán un pequeño empujón a su metabolismo.
“Sí existen estos alimentos, pero el impacto que tienen no es tan alto como para considerarlos la panacea de un metabolismo ideal”, aclara Alfaro de Saavedra.
Entre estos alimentos se encuentran té verde, kiwi, pimienta roja, jengibre, naranja, cafeína, espárragos, vegetales fibrosos (brócoli, apio, coles y acelga), grasas vegetales y carne magra de res y de pavo, entre otros.
El sitio especializado en salud MedlinePlus explica que el metabolismo son todos los procesos físicos y químicos del cuerpo que convierten o usan energía, tales como “respiración, circulación sanguínea, contracción muscular, digestión de alimentos y nutrientes, eliminación de los desechos a través de la orina y de las heces y funcionamiento del cerebro y los nervios”.
A medida que se aumenta de edad, también disminuyen las necesidades energéticas (de calorías), sube la masa grasa y disminuye la magra o muscular, por lo tanto la cantidad de calorías necesarias para tener una actividad normal es menor en comparación con los primeros 20 años de vida.