Harpers Ferry, el codiciado bastión de grandes batallas en los Estados Unidos

Es una villa entre tres montañas partidas por los ríos Potomac y Shenandoah, donde se halló la ruta hacia las tierras de la costa este en la conquista inglesa en 1583, fue baluarte en la revolución independentista 1775 – 1783. Allí se disparó la primera revuelta para la liberación de esclavos en 1859 y se fraguaron cruentas batallas durante la Guerra Civil de EE. UU. entre 1861 - 1865. Hoy es un parque nacional

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2014-07-04 12:00:00

“Preparen cañones, lista puntería y fuego… booom”, retumba el cañonazo y la densa nube de humo blanco se esparce rápido por la explanada del campamento justo en la cúspide de una colina reverdecida. Los soldados ataviados con el uniforme de chamarra azul oscuro y pantalón celeste, que identifica a los guerreros defensores de la Unión Federal, quedan envueltos en la densa nube entre la maquinaria bélica de un pasado que ha dejado una profunda huella en la historia de la primera potencia del mundo.

Es Harpers Ferry, uno de los campos de batalla y bastión apetecido por los fuerzas confederadas del sur y del ejército del norte en el agudo conflicto de la Guerra de Secesión de Estados Unidos 1861 – 1865, por estar ubicado en la estratégica “Y” donde confluyen los caudalosos ríos Potomac y Shenandoah en la tripartita frontera entre Virginia Oeste, Virginia y Maryland.

La ambientación de aquella época con los saldados, enfermeras, cocineras del campamento y los campesinos que labran la tierra vestidos al estilo de un pasado remoto, es un atractivo para los cientos de turistas que a diario visitan este parque nacional, considerado como un sitio histórico único el país. Además, el visitante puede acariciar los cañones y carros de batalla apostados alrededor del campamento.

Más abajo está el pequeño poblado fundado por el colono Robert Harper a mediados del siglo XVIII y quien construyó el primer ferry para cruzar el río en 1761, de ahí el nombre de esta villa de dos calles empinadas y anclada al pie del despeñadero de rocas al lado de Maryland y con vista a la imponente montaña en el lado de Virginia.

Antes, la convergencia de los dos caudalosos ríos, que desde ese punto de unión conserva el nombre de Potomac hasta llegar al mar Atlántico, sirvió a los conquistadores para encontrar la ruta hacia las ricas tierras del valle del Shenandoah, desde que la Reina Elizabeth I de Inglaterra autorizó en 1586 la expedición a esa región, que fue bautizada como Virginia en honor a la monarca británica, y que pasaría en los dos siglos posteriores como parte del reino inglés en el Nuevo Mundo.

Y cuando las luchas independentistas llegaron a finales del siglo XVIII, con la revolución de 1775 a 1783 que concluyó con la independencia de los Estados Unidos que se celebra hoy 4 de julio, como la principal fiesta de la nación; este bastión siguió siendo un punto estratégico, no en vano está como punto de referencia y sitio de interés dentro del parque una enorme roca desde donde Thomas Jefferson (1743 – 1826), padre fundador y quien llegó a ser el tercer presidente de Estados Unidos, divisó las conquista de la nueva nación emancipada de Inglaterra.

Cuando el primer presidente de la nación George Washington (1732 – 1799) tomó posesión mandó a fundar en Harpers Ferry uno de los arsenales de armas de la nación, y desde ahí la pequeña ciudad tuvo un despunte en la metalúrgica y la fabricación de municiones.

Antes de explotar la Guerra de Secesión, con miras en aquel botín de pólvora el aventurero John Brown armó su propio ejército familiar en 1859 para proclamar a su manera la liberación de los esclavos negros. Su plan era que al conseguir la carga de dinamita, rifles y cañones armaría a un ejército de combatientes afroamericanos para liberarse por su cuenta.

El plan fracasó, los mismos esclavos desconocían la hazaña de Brown y no se aventuraron a la justa liberadora del blanco que terminó viendo aniquilada su célula de combatientes justo en la entrada del puente ferroviario que conecta la villa con Maryland; el líder fue ejecutado por traición después de un proceso judicial, pero dejó la impronta para la resolución que habría en las postrimerías de la guerra sobre la liberación de los esclavos, que apadrinó el 16º presidente de la Unión Americana, Abraham Lincoln (1809 – 1865).

Recuentos de una batalla

Durante los cuatro años del conflicto, la fortaleza de Harpers Ferry fue tomada y recuperada nueve veces por las fuerzas separatistas del sur y los defensores de la Unión del norte desde que estalló la guerra el 12 de abril de 1861.

Sin embargo, serían los cruentos días entre el 15 y el 17 de septiembre de 1862 cuando esta zona experimentaría el horror de una lucha sin tregua y cuando los ejércitos veían aniquiladas cuadrillas completas de sus fuerzas de artillería e infantería que existían hasta entonces; con unidades de caballería en la retaguardia del combate, según constatan documentos y mapas conservadas en la Biblioteca del Congreso en Washington.

El general Robert E. Lee, un militar que se había fraguado y ganado nombre en la guerra de Estados Unidos y México (1846 – 1848) y quien comandó el ejército de los Estados Confederados del sur que incluían a las Virginias, puso en aprietos a las fuerzas federales al desplazar las unidades de combate y llegar a tomar el control de Harpers Ferry y del armamento que ahí se guardaba.

Pero este solo sería el preámbulo para la histórica batalla de Antietam en Maryland, el tercer día de combates, donde el recuento razonable habla de la fatídica batalla donde cayeron 22 mil 717 soldados en combate, la mayoría según los documentos históricos pertenecían a las fuerzas federales, 12 mil 401 para ser exactos, y 10 mil 316 confederados.

Robert E. Lee que dividía y subdividía su ejército de 45 mil hombres, superado casi al doble por las fuerzas federales en la conocida Campaña de Maryland, arreciaba el combate con ferocidad en la región convertida en campo de batalla y muerte. Algunas reservas de apoyo llegaban de la retaguardia en Harpers Ferry cuando el general se veía contraminado por las fuerzas de la Unión que tenían mayor capacidad de cobertura por el número de soldados que actuaban en bloque sobre tierra comandados por el general George McClellan, bajo el mandato del presidente Lincoln.

Al terminar la guerra, Robert Edward Lee, nacido en 1807 y quien provenía de una acaudalada familia cuyo padre había luchado por la independencia de Estados Unidos, quedó proscrito y perdió su ciudadanía americana y todos sus honores militares antes ganados. Terminó como rector de una colegio de alta formación en Virginia donde lo derribó un derrame cerebral a mediados de abril de 1870, en el mismo mes que inició y terminó la Guerra de Secesión, de donde salió ileso pero derrotado al ser ganada por las fuerzas federales con las que se mantiene inalterable el sistema federal estadounidense. El Congreso de Estados Unidos le devolvió a Lee su ciudadanía hasta 1975.

El Parque Histórico Nacional de Harpers Ferry, con sus ríos, montañas y acantilados rocosos; más las casas de estilo colonial americano en el pequeño pueblo que es explorado por turistas que en gran número ponen en movimiento esta villa, cuyas casas han sido adecuadas para atender a los visitantes con restaurantes, museos y tiendas, a modo de hacerle más placentera e inolvidable al forastero la estancia en este sitio de anhelos y batallas que han moldeado en el tiempo a los Estados Unidos de Norteamérica.