Dos mujeres que marcaron la historia esta semana

Tanto la esposa del Chapo Guzmán con la primera dama de Italia han acaparado los títulos internacionales

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elsalvador.com

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2014-03-01 8:00:00

LA los 17 años Emma Coronel se convirtió en la reina del concurso de belleza de la Feria del Café y la Guayaba, en la ciudad de Durango, México.

Solo un año después ya era la esposa de Joaquín Guzmán Loera, de 57 años, conocido como el “Chapo Guzmán”, el narcotraficante más buscado de los últimos años y que pasará a la historia por haber sido el líder del cartel de Sinaloa.

La madrugada del sábado 22 de febrero pasado Emma se encontraba junto a su esposo cuando dos miembros de las fuerzas especiales de élite de México entraron en su apartamento, en Mazatlán, para por fin capturar al Chapo Guzmán.

Según los testimonios de los presentes, Emma suplicó porque no le hicieran nada y negó que su marido se encontrara en la casa.

Emma Coronel, hoy de 24 años, es hija de Inés Coronel Barrera, detenido en 2013 por narcotráfico de marihuana, y sobrina de Ignacio “Nacho” Coronel, otro reconocido narcotraficante de drogas, según publicó el diario español ABC.

La historia de Emma no tiene nada que envidiarle a cualquier telenovela. Su vida tiene todo tipo de emociones; una joven bella que decide participar en un concurso para saltar a la fama, donde es descubierta por un hombre peligroso pero con mucho poder y dinero que le ofrece poner el mundo a sus pies.

Fue en la Feria del Café y la Guayaba donde el Chapo Guzmán la conoció. Le ofreció una vida llena de extravagancias en la que podría cumplir todos sus deseos.

Nacida en Estados Unidos, aunque vivió toda su vida en México, la ex reina de belleza procreó dos hijas con el Chapo Guzmán, que también nacieron en Estados Unidos. Tener la nacionalidad estadounidense les permitía atravesar la frontera sin ningún problema.

El dulce matrimonio

“En ese momento (cuando la pareja se conoció) ella era menor de edad, pero al año siguiente, cuando cumplió los 18, se formalizó la relación con una gran fiesta de casamiento en la cual el jefe del Cartel de Sinaloa gastó unos 5 millones de dólares. Se realizó en el pueblo de La Angostura, bajo uno de los más impresionantes operativos de seguridad que pudo implementar la gente de Guzmán”, relata un artículo del periódico argentino El Clarín.

“Aseguran que fue una de las fiestas más lujosas y desbordantes que hizo el narcotraficante”, dice la nota.

El secretario de Gobernación de México, Miguel Angel Osorio Chong, explicó que el día de la captura “estaba ella, su esposa, junto a sus dos hijas, pero no tenían absolutamente nada que ver respecto a las acciones del delincuente y por eso se les dejó en libertad. Se les dio atención e inmediatamente se les liberó a ella y a sus dos hijas”.

Desde el día del arresto, tal parece que a Emma se la hubiera tragado la tierra, pues se desconoce su paradero y el de sus gemelas.

La primera dama rebelde

Profesora de literatura y abnegada madre de familia, Agnese Landini Renzi, de 37 años, se convirtió desde el pasado 22 de febrero en la primera dama, cuando su marido Matteo Renzi asumió el cargo de primer ministro de Italia.

El título de “first lady”, sin embargo, no es algo que le atraiga. De hecho desde 2009 cuando su marido fue elegido alcalde de Florencia, Agne, como la llama su esposo, en muchas ocasiones demostró su intención de distanciarse del foco mediático: “No me llamen ”first lady”. Me siento muy feliz y orgullosa de Matteo, pero por ahora estaré en casa con los niños. Ellos deben ir al colegio y yo tengo que seguir en la escuela donde enseño”, dijo en declaraciones a medios italianos.

Agnese es muy distinta a Michelle Obama, con agenda propia paralela a la del presidente de EE. UU. que Renzi cita como modelo en la mayoría de sus discursos. Ella es la guardiana de la privacidad de la familia. La tutora de la educación y tranquilidad de sus hijos. Una mujer religiosa como toda la familia. Una defensora de su marido al que conoció en los scouts. Era el año 1994. Agnese tenía apenas 17 años y Matteo 19.

Ahora ella es la confidente y asesora más cercana del mandatario. Lo observa, lo sigue y lo acompaña, pero desde lejos. Esta va a ser la actitud de la nueva primera dama italiana.

“No iré con Matteo a Roma”, expresó a la prensa en una fugaz declaración. “Tengo una familia en Florencia y lo que me preocupa sobre todo es que los niños asimilen el cambio”. Francesco, Emanuele y Ester —de 12, 10 y 7 años— deben acostumbrarse a la ausencia de un padre que hasta la semana pasada era alcalde de su ciudad y a partir de ahora va a trasladarse a la capital para ser líder del país. ” Mi hijo más grande sí ha comprendido todo y ya bromea sobre ello con Matteo”, contó ella.

“A los pequeños les explico que su papi va a estar menos tiempo en casa porque está haciendo una cosa grande, para el bien de tantos niños como ellos”, puntualizó.

Frente a las cámaras, la voz de Agnese es firme y tranquila. En su rostro se dibuja una sonrisa tímida. “Este es el momento de Matteo. Por favor, hagan como si yo no existiera”, imploró a los periodistas cuando su pareja desde hace 20 años decidió participar en las primarias del Partido Democrático: los únicos comicios nacionales que hasta el momento Renzi ganó y que le abrieron el camino hacia el palacio Chigi.

Y ahora que su marido guía el Ejecutivo, ella lo explícita aún más: “Nunca me comportaré como una primera dama”, dijo pero además fue enfática en que no piensa cambiar su sencillo estilo de vida: “Estaré a su lado, como he hecho siempre. Porque lo quiero, le apoyaré y seguiré si hay necesidad, pero sin ninguna exageración. Continuaré siendo la mujer y la madre, con gran serenidad”, subrayó .

Discreta, sencilla, se la ve pasear por la ciudad en jeans y camiseta, recogiendo a los niños de la escuela, subiéndose a los trenes de cercanías que la llevan cada vez a un instituto distinto, allí donde ella trabaja como maestra sustituta.

La que hasta hace unos días era la esposa del alcalde de Florencia no aparece en las fiestas e inauguraciones mundanas, prefiere las librerías o los campos de fútbol donde los hijos juegan al balón.

De igual manera esquiva los mítines de partido y los eventos de la campaña electoral, como los que su marido protagonizó a bordo de un autobús en 2012.

Con su esposo Agnese comparte la pasión para hacer footing y la religiosidad de un católico practicante. Por lo demás llevan vidas paralelas, por ejemplo ella ama leer ensayo y novela, pero también le gusta la ópera y la música clásica; mientras, Matteo tiene en el Ipod música de Jovanotti, Coldplay, Muse y U2. Ambos aman las cosas normales y sencillas, como ir a la pizzeria «Far West» de su pueblo y pedir «margherita», Coca-cola y Fanta para todos.