Granada tierra soñada…

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Los estudiantes esperan tener una mesa de negociación para discutir el aumento de plazas remuneradas para el año social Foto EDH archivo

Por Texto: Tomás Guevara

2013-12-14 8:00:00

“Granada tierra soñada por mi cantar…” dice la canción compuesta por el mexicano Agustín Lara en 1932 y que se ha convertido en casi un himno de esta ciudad española ubicada a unos 360 kilómetros al sur de Madrid.

Granada luce el milenario encuentro de culturas que se han fraguado en las entrañas de esta ciudad ubicada al pie de la sierra, y en cuyo valle ha parido prominentes plumas de las letras universales como Federico García Lorca (1898 – 1936).

En un recorrido por el recinto de la Universidad de Granada, ubicada en una empinada zona de la ciudad, el profesor Andrés Soria, un granadino especializado en literatura española y en asuntos lorquianos, señala con el dedo a la distancia los puntos de una urbe que no escapa tampoco al dejo de “ser un pueblo” para entenderla mejor, según explica.

En el horizonte de la Vega granadina pueden apreciarse a lo lejos unas pequeñas manchitas blancas, son las casas del pueblo del Valderrubio, donde creció García Lorca y en el que recreó y ensambló el sentimiento andaluz en obras poéticas como El Romancero Gitano, y piezas teatrales como La Casa de Bernarda Alba, Yerma y Bodas de Sangre, entre otras que lo han inmortalizado.

Más allá, muestra Soria está Fuente Vaqueros, donde nació el poeta y dramaturgo, por quien he llegado para conocer esa región española con miras a la realización de un documental.

Al otro lado de la colina está el pueblo de Víznar donde fue fusilado junto a otros pobladores por las milicias falangistas al comienzo de la guerra civil (1936 – 1939), siendo la víctima más insigne de ese capitulo oscuro de la historia moderna del país, el que aún salpica los sentimientos de los cerca de 47 millones de habitantes del reino.

El poeta granadino Pedro Enríquez me muestra otra perspectiva de la ciudad, que por siglos ha experimentado los cruces de religiones y culturas y con ellas también se han fusionado expresiones que han enriquecido las artes, las letras, la música y sobre todo la convivencia entre granadinos.

Pero Granada también es tierra de tesoros, cuevas y misterios, María Molina, cuya casa posee una vista espectacular del valle, comenta que debajo de su vivienda podrían pasar cuevas que datan de cientos de años y que fueron habitadas por los moros, y algunas casas del vecindario de la parte más baja aún conservan los espacios como habitaciones.

Los tesoros son suerte del azar, luego que los moros y judíos fueron expulsados en 1492 y en los años posteriores, muchos de estos antes de partir hacia Marruecos dejaron enterradas joyas o piezas de valor que no podían llevar o por temor a ser requisadas durante la travesía, con la esperanza de volver para recuperarlas.

Si quieres construir –comenta María- al excavar aparecen los vestigios que datan de miles de años desde la ocupación de los visigodos, y como sorpresa para los que viven cerca de la muralla como ella, es fácil hallar enterramientos humanos cuyos fusiles aparecen inclinados en posición de vista hacia La Alhambra.

Los hallazgos con tesoros de monedas de oro y botines de piedras preciosas son casi parte de las leyendas urbanas de la ciudad. Cada construcción que amerite remover tierra debe estar supervisada por el ayuntamiento y los propietarios tienen que informar sobre cualquier descubrimiento, llamar a los arqueólogos y parar las obras mientras se investiga. Así es Granada. “Manola cantada en coplas preciosas” como dice la canción.