A la conquista del volcán Pacaya en Guatemala

[Turismo y aventura] Es considerado como un patrimonio por su flora y fauna. Más de 60 mil nacionales y extranjeros lo visitan anualmente

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En la planicie de la cima los visitantes acampan para ver un espectáculo natural.

Por Texto y foto: Douglas Urquilla

2013-05-23 8:00:00

El Pacaya es uno de los volcanes con más actividad desde hace más de 50 años en Guatemala, y su cráter ha sufrido transformaciones desde entonces.

Con una elevación de 2,550 metros sobre el nivel del mar y un clima agradable es uno de los colosos más visitados por turistas de todas partes del mundo.

El Parque Nacional Volcán de Pacaya está a 45 kilómetros al sur de la Ciudad de Guatemala, en el municipio San Vicente de Pacaya, Escuintla.

En mayo de 2010 despertó y arrojó grava y ceniza volcánica hasta la capital guatemalteca. Desde entonces recibe más visitas de turistas de todas partes del mundo que buscan aventura o simplemente pasear en las cercanías de este.

El recorrido es corto, de 2.5 kilómetros de distancia y de aproximadamente hora y media para el ascenso hasta la planicie del volcán.

Recientemente el grupo Mauro Tours de El Salvador y Rumbo Maya de Guatemala subieron a la cima. Ello describen que por los senderos se admira la diversidad de la flora de la zona boscosa que cubre la parte baja y faldas de la cumbre.

Un guía o un guardarrecursos acompaña a los visitantes en el trayecto, donde pese al cansancio de los montañistas predomina la emoción de llegar al sitio, con mochilas en la espalda y bastones improvisados para apoyarse en el terreno.

Para desplazarse los lugareños también alquilan caballos, lo que minoriza el esfuerzo físico de los aventureros.

Luego de más de una hora de recorrido es impresionante ver los primeros ríos y dunas de lava esparcidos en grandes áreas, las grandes masas de piedras de color negro, gris y café dan un matiz natural al paisaje que se funde con la espesura de la niebla y del horizonte.

A medida se gana altura la temperatura alcanza unos 15 grados centígrados y la espesura de la niebla se vuelve más intensa.

De campamento

Al llegar a la cima, y después de recuperar las fuerzas, los viajeros y se instalan en la planicie del volcán para acampar.

La mayoría hace vigilia para observar de cerca las explosiones y emanaciones de gases que hacen un espectáculo de la naturaleza.

Algunos logran ver el anaranjado incandescente que se forma en el cráter, lo que da paso a explosiones y emanaciones de gases, haciendo un momento digno de fotografiar para plasmar la estancia en el Pacaya.

Sin importar la edad ni el cansancio, al día siguiente los grupos se alistan para descender en una caminata por las inmensas dunas y chimeneas de lo que fue lava ardiente, y que hoy está enfriada por el tiempo, formando un paisaje desolador y tranquilo que hace pensar que se está en otro planeta.