Moverse seguro por las redes

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elsalvador.com

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2013-05-06 8:00:00

Facebook se caracteriza por tener uno de los sistemas más seguros y protegidos contra virus que afecten a sus usuarios. Sin embargo, aunque el riesgo es mínimo siempre existe la posibilidad de caer en alguna trampa.

Algunos de los ganchos más frecuentes son “Mira el video (o las imágenes) en el que apareces”, “¿Ya viste las polémicas fotos de… (nombre de algún artista famoso)?”.

Otra trampa común es recomendar al usuario la amistad de alguien con una foto de perfil de una chica atractiva.

La mayoría de veces son links que llevan al usuario hacia otra página que permite el contagio de virus o cualquier variedad de software malicioso (malware).

Sin duda alguna, que gran parte de la responsabilidad de protección la lleva el mismo usuario, que decide a qué darle clic y a qué no. Cada contenido demasiado llamativo debe ser causa de sospecha.

Tras entrar y registrarse en una red social, el usuario debe configurar su perfil. Aquí, el abogado Thomas Schwenke aconseja prudencia en la cantidad de datos que incluir: “Más allá del nombre, las aficiones y los intereses personales, no conviene dar más”. Según el experto, se desaconseja incluir la dirección postal, el número de teléfono, los datos bancarios y toda clase de información privada, como las enfermedades crónicas o la vida sexual.

Además, se puede elegir quiénes tendrán derecho a ver esos datos. La mayoría de las redes sociales ofrece un amplio menú de esferas privadas. Allí, por ejemplo, se puede determinar que sólo amigos personales tengan acceso a fotos o la dirección personal de correo. En este sentido, conviene ver cómo lo resuelven las principales redes: al contrario que Google+, Facebook pone relativamente muchos datos a disposición de la comunidad cibernética.

Cuidado con el bloqueo

Al publicar mensajes y fotos, se recomienda buscar un equilibrio entre el silencio absoluto y el exceso publicitario. “Quien publicite y escriba demasiado corre el riesgo de aterrizar en la lista de contenidos bloqueados de sus amigos”, señala The-Khoa Nguyen, redactor de la revista alemana “PC Magazin”.

Conviene además sopesar cuidadosamente quién puede leer los mensajes: si no se pone límites, normalmente todos ven todo. Así, las fotos de la última fiesta del pasado fin de semana pueden llegar no sólo al círculo de amigos personales sino también a la pantalla de colegas de trabajo y de los jefes.

Al colgar imágenes, tampoco hay que olvidar el derecho de propiedad intelectual. Lo más seguro es usar sólo fotos hechas por uno mismo. “Si no se ha pedido autorización del autor, al publicar una foto se corre el riesgo de atropellar su derecho de propiedad intelectual”, señala el jurista Thomas Schwenke.

El fotógrafo, antes de cargar fotos en una red social, debe pedir el consentimiento de la o las personas incluidas en ellas (lo que en términos jurídicos se llama ceder el derecho a la propia imagen). Pero, además de las fotos, también los textos ofensivos y enlaces pueden ser motivo de problemas: “Quien, por ejemplo, incluya enlaces a sitios prohibidos o ilegales tendrá problemas con la ley”, advierte Schwenke. —EDH/DPA