Laura García-Lorca: “Ha sido un proyecto como tocado con una varita mágica”

La presidenta de la Fundación Federico García Lorca habló en exclusiva con El Diario de Hoy sobre la exposición del poeta granadino, la cual estará en la Biblioteca Pública de Manhattan hasta julio.

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elsalvador.com

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2013-04-06 7:00:00

Laura García -Lorca habló con calidez y abordó con cierta ternura, como la que se trata a un ser amado, cuando conversó sobre el legado de su tío paterno, Federico García Lorca, y la responsabilidad que le atañe su papel como presidenta de la fundación que lleva el nombre del poeta y dramaturgo español y figura universal de la literatura de quien deben preservar, proyectar y custodiar su legado.

Desde un búnker en el Bajo Manhattan, recinto y testigo de la literatura de vanguardias y la experimentación artística en Nueva York, donde se hospeda mientras culminan el proceso de montaje en la Biblioteca Pública de la ciudad, Laura conversó sobre el largo proceso de compilación de la obra de Lorca y el todavía inconcluso proyecto cultural para albergar para el futuro el legado del artista andaluz.

Los folios de “Poeta en Nueva York” parte del legajo de papeles que llegó a Manhattan para la exhibición es otro de los capítulos dolorosos para la familia, el manuscrito original estuvo perdido por varias décadas y fue hasta finales de los 90 que apreció para venderlo en subasta en Londres, ahí empezó una dura querella legal de la familia García Lorca por recuperarlo, pero al final la justicia londinense no estuvo a su favor.

En 2003, con chequera en mano, la Fundación García Lorca fue a Londres para la subasta de la Casa Christie’s, en la puja tuvieron que pagar cerca de 250 mil dólares por el manuscrito original, cuyo periplo es material para una novela.

¿Cómo surge el proyecto de esta exposición en Nueva York?

En un principio ésta iba ser la exposición que inauguraba el Centro Federico García Lorca en Granada, en el que llevamos trabajando muchos años, donde estamos terminando de construir un edificio en el centro de la ciudad con una sala de exposiciones, un teatro para 400 personas y donde trasladaremos cuando se termine, los fondos que están en la residencia de estudiantes que componen la Fundación García Lorca.

¿Y por qué cambió el plan?

Es que ese proyecto ha tenido varios tropiezos a lo largo de estos años, el edificio está terminado, pero lleva cerrado tres años entonces, pensamos que una exposición y una programación en torno a Poeta en Nueva York era como un ejemplo muy bueno para arrancar un centro y para ver lo que se puede hacer con una caja de papeles, cómo programar en torno a un libro un centro cultural y este libro particular reúne muchas de esas ramas que siempre tiene la obra de Lorca.

¿Cuándo estará listo ese centro para albergar ese fondo documental?

No sabemos cuando se abrirá todavía. Nueva York iba ser la segunda sede, pero al final me alegro que haya sido la primera. Está bien que arranque fuera de España, y para mi también tiene mucho sentido, porque el exilio trajo a mi familia a Nueva York por dos lados distintos, mi abuelo materno Fernando de los Ríos, que estaba de embajador en Washington durante los años de la guerra, y al perder la Segunda República dijo a la familia García Lorca vamos a reunirnos en Nueva York y ahí empezamos una nueva vida.

¿Qué se siente con este recibimiento en la Biblioteca Pública de la ciudad cuando ya han transcurrido 84 años de haber sido concebido este libro por el poeta?

Lo ha recibido con tanto entusiasmo y generosidad en todas las instituciones con que estamos trabajando que son muchas, para desarrollar este programa, con varias universidades y otras instituciones culturales como la Poetry Society of America y montón más que se han sumado cuando nos hemos dirigido y han dicho que si. Si hubiéramos estado más tiempo en Nueva York habría más celebraciones, ha sido aquí un proyecto como tocado con una varita mágica.

¿Cómo ha logrado la familia custodiar ese legado del poeta? Ha sido complicado, muchos de los papeles quedaron en Madrid en la casa que tenían alquilada mis abuelos y donde vivía Federico en Madrid, donde se había trasladado a un piso en la calle Alcalá; se fueron a pasar el verano a Granada y estaban allá cuando Federico decidió irse también y no México como tenía previsto, así que la casa de Madrid quedo abandonada. Pero una tía mía de la familia de mi madre, al terminar la guerra hizo algo muy valiente de ir a muchas de las casas de los amigos e intelectuales que tuvieron que irse de España, para recoger papeles y enceres. Entonces cogió una maleta llena de manuscritos que trajo a Nueva York donde estaban mis abuelos, mis tías y mi padre.

¿Una misión salvadora de lo que hoy es un tesoro?

Si, otros que se habían conservado en la casa de granada, fue un trabajo de años de ir reuniéndolo todo y luego la historia del manuscrito de Poeta en Nueva York que es larga, complicad y dura para nosotros, que terminó en una subasta en Christie’s en Londres.

¿Qué es lo que veremos en la exposición en la Biblioteca Pública de Nueva York?

Pues hemos traído manuscritos de varios de los poemas, fotografías originales, algunas cartas a la familia, la conferencia sobre Poeta en Nueva York, y muchos dibujos, que creo que para muchos espectadores será una sorpresa, porque mucha gente que no conoce la faceta de Lorca de dibujante que yo creo que es apasionante.

¿Como se humaniza la figura de Lorca para esta exposición después de 84 años de haber estado y escrito ese libro en esta ciudad?

Yo creo que es una de las cosas raras y únicas de García Lorca, esa proximidad que sigue teniendo con tantísima gente en todas partes del mundo, casi siempre como alguien familiar. En la exposición algo que me parece interesante es que se ven esos dos planos, por un lado los poemas que componen este libro que es muy dramático, duro y difícil, pero mientras está escribiendo esos poemas escribe unas cartas a la familia donde se ve que está disfrutando mucho.

¿Qué se puede decir de esa dualidad?

Yo creo que nunca se está en una sola nota. Sabemos también que disfrutó muchísimo su estancia en la ciudad, con todo lo que tiene de deshumanizado y de acentuar la soledad, propio de las grandes ciudades, pero tienen al mismo tiempo la enorme libertad que dan, que también debió ser un alivio para él en un momento que ya era muy conocido en España, que había tenido gran éxito con el Romancero Gitano, del que quería huir porque no quería que lo identificaran solo con eso ser el poeta de los gitanos. En ese sentido también la ciudad de Nueva York le sirve para hablar de lo que quería hablar.

¿Y una España de la década de los 20 muy marcada por el conservadurismo propio de esa época?

Claro, y tener una libertad en todos los sentidos, tener una libertad sexual también, y la libertad que da el anonimato, están todas esas capas que es muy interesante y que se ven en la exposición.