Un escáner de la apoplejía

La enfermedad fue la causa de la reciente muerte de Margaret Thatcher, conocida como la "Dama de Hierro". Aunque su edad fue un factor determinante la apoplejía también afecta a miles de jóvenes a nivel mundial

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elsalvador.com

Por Texto: Alfredo García

2013-04-13 8:00:00

Esta semana el mundo recibió la noticia de que Margaret Thatcher, una mujer que sin duda deja una huella profunda en el mundo de la política y el liderazgo de las mujeres, falleció a los 87 años .

La “Dama de Hierro”, miembro del Partido Conservador y primera mujer en ser ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, murió a causa de una apoplejía, también conocida como accidente cerebrovascular o derrame cerebral.

La salud de Margaret Thatcher se había deteriorado en los últimos años y esto la llevó a retirarse de la vida pública. En el año 2000 su hija confirmó que padecía de demencia. En 2001 transcendió que sufrió pequeños accidentes cerebrovasculares.

Aunque en el caso de Margaret Thatcher, probablemente, la edad fue un factor determinante para su muerte, en la actualidad muchos jóvenes también padecen accidentes cerebrovasculares.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de aquí a 2030 unas 23.6 millones de personas morirán por alguna enfermedad cardiovascular, principalmente por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. Se prevé que estas enfermedades sigan siendo la principal causa de muerte.

Las enfermedades cardiovasculares son un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. Se clasifican en: hipertensión arterial (presión alta), cardiopatía coronaria (infarto de miocardio), enfermedad cerebrovascular (apoplejía), enfermedad vascular periférica, insuficiencia cardíaca, cardiopatía reumática, cardiopatía congénita y miocardiopatías.

La apoplejía ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se ve interrumpido. Este pierde el suministro de oxígeno y nutrientes y esto produce un daño en el tejido cerebral. En los infartos del corazón ocurre lo mismo.

La causa más común de la obstrucción es la formación de pequeñas cantidades de grasa en las paredes internas de los vasos que llevan la sangre al cerebro. Los vasos se vuelven más estrechos y menos flexibles, según un documento publicado por la OMS.

Por su parte, el Dr. William Arias Sifontes, del Instituto de Neurociencias, explica que también “las apoplejías isquémicas se producen normalmente cuando un coágulo de sangre obtura alguno de los vasos sanguíneos del cerebro, provocando un cese temporal o permanente del suministro de oxígeno al cerebro. Es la forma más común de apoplejía, ya que supone un 80 % de los casos”.

Las apoplejías hemorrágicas suponen el 20 % restante y se producen por la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro, que provoca un derrame en el tejido cerebral y deja sin oxígeno a algunas zonas del cerebro.

Dependiendo del área del cerebro afectada, una apoplejía puede provocar una parálisis en brazos, piernas y músculos faciales, debilidad, pérdida de visión y de habla, inconsciencia o incluso la muerte.

“El 95 % de los accidentes cerebrovasculares ocurren en personas mayores de 45 años, y dos tercios ocurren en personas mayores de 65 años. El riesgo de una persona de morir aumenta con la edad. Sin embargo, el accidente cerebrovascular puede ocurrir a cualquier edad, incluso en los fetos. Los hombres tienen 25 % más de probabilidades de sufrirlo que las mujeres”, explica el Dr. Arias Sifontes.

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de defunción en todo el mundo. Cada año mueren más personas por alguna de estas afecciones que por cualquier otra causa, según la OMS.

Se calcula que en 2008 murieron 17.3 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, lo cual representa el 30 % de las defunciones registradas en el mundo. De esas defunciones, aproximadamente 6.2 millones a accidentes cerebrovasculares.

Más acción y menos preocupación

La grasa que se acumula en las arterias se debe principalmente a tres hábitos: consumo de tabaco, dieta poco saludable e inactividad física.

“Lo fundamental es controlar los factores de riesgo asociados; tensión arterial, el colesterol y la diabetes. Evitar tabaco y alcohol. Hacer ejercicio físico, dieta saludable rica en verduras, frutas, proteínas y grasas poli-insaturadas con poca sal y evitando elevadas cantidades de grasas saturadas y carbohidratos (azúcares y harinas)”, recomienda Arias Sifontes.

Además, es fundamental un chequeo médico constante si se padece un factor de riesgo como hipertensión arterial o sobrepeso.