No es fácil unir a todos los estamentos del fútbol salvadoreño. Jugadores, entrenadores, dirigentes, distintos equipos. Son muchos los resquemores, las divisiones, los conflictos y pocas veces se puede hacer algo en conjunto.
Esta vez, fue distinto. Cuando se trata de solidaridad, los lazos se unen en pos de un objetivo común. Esta vez es la salud de José Vidal Hernández la que dio la excusa para que se trabaje en forma mancomunada y sin intereses parciales, que tantas veces destruye el objetivo macro.
Que el bien general supere al particular. Vidal es un dirigente que ha trabajado por y para el fútbol y es uno de los pilares de una institución, Santa Tecla, que marca el camino a seguir en varios aspectos del fútbol salvadoreño. También tuvo serios inconvenientes con los federativos de la Fesfut.
Hoy se merece todo el apoyo que se le pueda brindar. La experiencia solidaria de ayer también debe servir como ejemplo para cuestiones que atañen únicamente al fútbol. Trabajar en conjunto es el camino. Aunque el público no respondió en el esperado número para este evento, la fiesta que se vivió en Las Delicias fue grande.
La llegada de Abreu le dio un toque distinto y justamente fue el uruguayo, que venía de un vuelo de 9 horas, el encargado de marcar el único gol del partido. Aunque sonaron voces de alarma tras la derrota de la Selecta, no se puede tomar este juego como un partido “serio”. No lo fue. El trabajo fuerte continúa a partir de hoy con el amistoso Ecuador en el horizonte (13 de junio) y la Copa Oro como el gran objetivo del año (del 7 al 26 de julio en EE. UU., como siempre).
La unión hace la fuerza, también en el deporte. Que no sea solo para partidos con fines solidarios.