Número uno, lo de Panamá ya no es casualidad. Número dos, Frank Velásquez no es el culpable de esto. Número tres, El Salvador ya no es el único que juega bien el fútbol playa. Así es de pensar luego de una nueva eliminación en el camino a la Copa del Mundo.
Una vez más, la segunda al hilo, donde en literalmente dos patadas se termina nuevamente el sueño de El Salvador de ir a una Copa del Mundo de fútbol playa, en 2015, en casa fue Costa Rica, hoy ha sido Panamá en suelo bahamense. Entre eso y esto, la realidad que no queríamos aceptar, ya no estamos solos como los reyes de este deporte.
El partido ya todos lo vimos, todos sufrimos, todos nos alegramos con el golazo de Tín Ruiz para ir a los penales y ahora estamos de capa caída por volver a ver por la televisión el mundial de este deporte. Ahora es el momento de ver hacia el futuro, si queremos volver a la cima.
En 2015 se habló y pasó mucho después de la eliminación que fue una sorpresa enorme. En este 2017 veíamos con cierta reserva el hecho de que teníamos que llegar a la final para ir al mundial, pero día a día el sueño iba creciendo, el trabajo de los muchachos fue loable todo el tiempo, hasta el final, lucharon minuto a minuto y eso no debe de quedar en discusión.
Ahora hay que reflexionar mucho en que El Salvador ya no es el único dominante en esto. Panamá lo ha demostrado claramente, Costa Rica que si bien se quedó, tiene la misma base que nos sacó en 2015, y comienzan a salir países como Bahamas y Trinidad y Tobago que también nos pondrán complejas las cosas en los años venideros.
El Salvador entrará inevitablemente en una etapa de recambio, ya no estarán Tomás Hernández, Roberto Membreño… Es el momento de los Heber Ramos, Rubén Batres, Melvin Segovia, ellos son el futuro, respaldados por Tín Ruiz y tal vez, Frank Velásquez.
Pero también no hay que pasar por alto que si esta selección quiere volver a los mundiales, porque siempre está en la zona alta de la región y eso no lo quita la eliminación, necesita fogueos y trabajos serios por parte de quienes dirigen el fútbol y los que respaldan a la selección. Este es el momento de tomarse en serio a la selecta playera, porque es “la que no nos deja perder”.