SAN SALVADOR. Siempre existe la discusión de si este partido puede ser considerado como el “Clásico nacional”, lo cierto es que este duelo siempre se vive de una manera distinta a los demás, sin importar el lugar o la etapa en que se reencuentren albos y tigrillos: fase regular, cuartos, semifinales o una final. El morbo que ponen los aficionados lo hacen muy especial.
Las dos barras, que han demostrado ser las más numerosas de la Primera División, siempre llegan en un buen número y tratan de lucirse en las gradas.
Desde lo tradicional (camisa, bandera, bincha y cara pintada), hasta el uso abundante del papel contometro, la pancarta más grande, donde los aliancistas resaltaron el invicto de los 42 partidos, y la pólvora, la cual ambos accionaron, pero desde la parte exterior del estadio.
Además estuvieron los cánticos, que no callaron en ningún momento, siempre alentando a su equipo y presionando al rival.
Algo que también destacó fue que el llamado a la no violencia, el cual pareció que entendieron ambas aficiones, porque no se presentaron mayores inconvenientes, solamente algunas situaciones aisladas, que la seguridad supo controlar.