¿Qué pasó con Barthel Arends?

Vivió su infancia y adolescencia en EE. UU. Llegó a El Salvador y enseguida se sumó a la Selección de baloncesto. Luego dirigió varios equipos

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Por Gustavo Flores | Twitter: @Gusflores21

2017-05-28 9:55:52

Bart Arends nació en El Salvador pero se fue muy niño a Estados Unidos, donde vivió su infancia y adolescencia. “Cuando tenía 5 años de edad decidimos ir a Estados Unidos. En la Antigua Embajada en hora y media nos dieron residencia para toda la familia. Pasé toda mi niñez y mi vida en la secundaria en San Francisco. Luego saqué mi título en literatura y me vine a El Salvador en 1966”.

Así resumen Arends la primera etapa de su vida donde el baloncesto no formaba parte fundamental en su vida.

Apenas había practicado tiros al aro en el High School del Sagrado Corazón de San Francisco. Su pasión por este deporte nació en San Salvador. “Vivía con unas tías de edad mayores y una noche fui al gimnasio nacional Adolfo Pineda y vi que estaba entrenando un equipo y bajé y hablé con uno de los que estaba ahí a cargo. De pronto me di cuenta de que yo era el más alto. Y empecé a entrenar”.

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Se trataba nada menos de la Selección salvadoreña de baloncesto. “Era la selección, yo ni sabía que era una Selección”, explica. Fue en el año 1966 y se estaban preparando para el torneo Norceca de 1967 que se iba a realizar en el país. Durante nueve meses se entrenaban todos los días.

“En EE. UU jugué a nivel secundaria y, como yo era de los más pequeños allá, jugaba en una posición diferente a lo que me estaban asignando en El Salvador”, recuerda. Julio Astacio, quien fue vicepresidente de la República, era su entrenador. “Practicamos todas las noches durante meses y nos mandaron de gira por EE. UU., básicamente a Florida”, indicó.

Jugaron cuatro amistosos contra Universidades del norte. “En ese tiempo, ese era el nivel de basquetbol en el que se codeaba El Salvador. Al regresar, faltaba una semana para el Norceca pero Astacio decidió cambiar todo en unas semana. Lo que habíamos aprendido en 8 meses, lo cambió por lo que vimos en Estados Unidos. Ganamos dos juegos y perdimos el resto…”.

No quedó satisfecho, Bar. Hasta el día de hoy una mueca de disgusto recorre su rostro. “Le hice ver mi disgusto al entrenador. Attilio Quintanilla era otro de los que estaba descontento”, afirma. Ya no volvió a jugar en la Selección.

Finalizada su carrera de jugador, enseguida apareció la llama del entrenador. “Me puse a estudiar el sistema y me llamaron del Santa Cecilia para ser técnico pero el problema era que solo ganaban al fútbol pero nunca al baloncesto. Y empecé con un equipo malísimo, lo deshice, hice un intramuros y de allí salieron los jugadores que quería”. Era el año 1970. En el 71, el Santa Cecilia ganó su primer campeonato colegial, aunque después se lo quitaron en la mesa.

“Luego me llamó Alfonso Cader, que tenía al equipo Robertoni que estaba en la primera nacional pero siempre quedaba en el tercer lugar. También tenía el problema de jugadores…” ¿Qué hizo? De los 12 quitó a nueve y se quedó con tres jugadores. “Buscamos gente en las colegiales y con este equipo ganamos el campeonato nacional del 74 invictos. Nos invitaban a jugar a torneos regionales en México”.

Recuerda que en ese tiempo había un excelente nivel. “Viajar a Guatemala, Honduras, Costa Rica era ir a cumplir, ganar por cuánta diferencia de puntos, el problema era Panamá o Cuba”.

Luego siguió su camino en el baloncesto en categorías menores. “Dirigí a Caminos en segunda categoría, al Agave, dirigí equipos y colegios como el García”.

¿Qué hace?

En 1989, cuando su carrera como entrenador estaba en pleno progreso debió abandonar el país. “1989 fue el año de la gran ofensiva final de la guerrilla. Como yo vivía en la parte alta de Escalón y se tomaron mi casa, y hubo un enfrentamiento, hasta con muertos en mi sala. Me dije: ???Ya es hora de volver a Estados Unidos”.

Bart vivió en San Francisco donde trabajó en una High School hasta que se jubiló en 2004 y partió rumbo a Lousiana vivimos en Baton Rouge. El baloncesto siguió presente. “Iba a ver los entrenos de la Universidad LSU, donde jugó Shaquille O’neal. Me fijé en ciertas cosas. Me fui a meter en una charla que habían invitado a un entrenador español, pero no habló de técnica ni de táctica, sólo habló de la obra social dentro del basquetbol. Entonces hoy que vengo a El Salvador, veo que lo que manda en el baloncesto es el dinero, ya no es aquello de que quiero estar en la selección por el orgullo”.

Dice que también se dio cuenta de “lo bonito es que se puede hacer con el deporte para mejorar a las personas”. Y habla del baloncesto actual:

“Tengo amigos aquí, Morrison Méndez por ejemplo, siempre me dice que tiene muchas ideas pero no sabe a quién decírselas. Podemos cerrar media cuadra jugar. Se pueden hacer muchas cosas. ¿Por qué no las aplican? Han creado campeonato de maxibaloncesto muy buenos”.

“En el baloncesto de hoy no me gusta que se tiene a tres extranjeros pagados, el básquet se está volviendo fuera del alcance de la mayoría. Y esto que las alcaldías están patrocinando equipos… Pueden ganar campeonatos tras campeonatos, pero el día que pierdan las alcaldías me pregunto si seguirán los equipos. Y las empresas privadas no se si están dispuestas a pagar 50 ó 60 mil dólares”.

“Lo que mantenía el nivel de la selección eran los campeonatos nacionales. Por ejemplo el Liceo Salvadoreño tenía unos equipazos increíbles, el Externado y hoy ya no hay. ¿Quién está trabajando las bases del baloncesto? Hay mil 500 preparadores físicos que están sin empleo porque borraron las clases de educación física en los colegios. Es algo bien dañino para el deporte. Es una pregunta para el Ministerio de educación. Por qué de un día para el otro todo eso se terminó”.

Además de dedicarse al café, Arends también es gerente de operaciones de Guillermo Mata Bennet en la Asamblea Legislativa.