Conquistado. Alfa Karina Arrué coronó el monte Aconcagua, en el cono sur, una nueva meta lograda en la carrera de esta montañista salvadoreña, que arrancó en 2013 en este deporte.
La cuscatleca subió los 6 mil 960.8 metros sobre el nivel del mar para alcanzar la cumbre más alta de América, una expedición complicada por la falta de oxígeno y las duras condiciones climáticas de la zona, una prueba en su camino final hacia el Everest, el monte más alto del mundo, la cúspide de los montañistas.
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El Aconcagua es un reto sumamente complicado que pocos han logrado. Arrué se sumó a otros salvadoreños que ya consiguieron ese reto, como Pedro Vigil y Humberto Castellón, quienes lo consiguieron en 2001, por citar a algunos.
“Gracias a Dios, a la montaña y a la vida por permitirme cumplir una meta más. Muy feliz de poner el nombre de nuestro bello país en alto”, escribió en su cuenta de Facebook la atleta.
Arrué ya lleva más de 100 cumbres realizadas a media montaña (es decir, entre los mil y 5 mil metros de altura sobre el nivel del mar), y cuatro expediciones de alta montaña (arriba de los 5 mil metros).
“Cada expedición realizada, ha sido con el objetivo de ir superando mis propias marcas, e ir avanzando en escalar mayores alturas. Como toda montañista apasionada, mi mayor sueño es llegar a la cima del mundo el Monte Everest, pero para lograr esta gran meta, se necesita ir cumpliendo escalas de alturas en montañas para ir preparando mi cuerpo y mi mente a las condiciones climáticas extremas que se enfrenta al escalar los Himalayas”, dijo Arrué.
Antes del Aconcagua, su reto grande fue en la Cordillera Blanca, en Perú, a donde superó los 6 mil metros sobre el nivel del mar y realizó técnicas de montaña de escalada en hielo y en roca, travesías en grietas y aristas.