En las elecciones presidenciales y de diputaciones a la Asamblea Legislativa del 4 de febrero, hubo una serie de actos de violencia contra la mujer identificados por la red de observación de la Asociación de Regidoras y Alcaldesas de El Salvador (Andrysas) en las que las ciudadanas fueron las principales víctimas.
La observación se desplegó en 102 centros de votación a nivel nacional, en los que se evidenciaron 35 hechos de violencia.
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Donde más hechos ocurrieron fue en los departamentos de San Salvador por 14 centros de votación, San Vicente en siete centros y Ahuachapán en seis. El resto de departamentos en los que se evidenciaron hechos violentos fueron Santa Ana, Sonsonate, Chalatenango, La Libertad, San Salvador, La Paz, San Miguel, Morazán y La Unión.
El 92% de los casos ocurrieron en los centros de votación y el resto a las afueras de estos.
Las mujeres políticamente activas que más resultaron agredidas fueron las votantes, las de las Juntas Receptoras de Votos y las militantes o simpatizantes del partido político, según Andrysas.
También las mujeres que fueron víctimas de agresiones fueron las observadoras electorales, Junta Electoral Municipal (JEM), candidatas a cargos de elección popular, representantes de partidos políticos, funcionarias públicas, y otras no lograron ser identificadas.
Según las estadísticas del informe, el 58% de las agresiones fueron cometidas por hombres, el 33% por otras mujeres, tanto por mujeres y hombres en un 2% y el resto no se logró identificar.
La mayoría de agresores fueron miembros de partidos políticos, ciudadanos e integrantes de las JRV.
Simpatizantes de partidos, miembros de la JEM, integrantes del Tribunal Supremo Electoral, generadores de contenido, también figuran entre los principales agresores de mujeres activas en política, según el informe de la organización.
“La violencia política en contra de las mujeres es una forma de discriminación y, por tanto, una violación a sus derechos humanos”, destacó Andrysas.
Predominio de ataques psicológicos y emocionales
Tres tipos de violencia fueron identificados el día de las elecciones del 4 de febrero en el territorio nacional, siendo estas la violencia psicológica y emocional, simbólica y sexual.
En la violencia psicológica y emocional abundaron las conductas como los insultos, frases humillantes, frases sarcásticas y frases condescendientes.
También se registraron casos de amenazas, burlas a las vestimentas, burlas a la imagen o a la condición físicas de las mujeres, gritos y difamaciones.
En los casos de violencia simbólica, las conductas que más se evidenciaron fueron burlas, descalificar sus participaciones, señalarlas por ser mujeres adultas, por ser mujer joven, por ser mujer trans, entre otras.
En las conductas que marcaron la violencia sexual en la jornada electoral, predominaron frases con doble sentido con contenido sexual, seguido de las insinuaciones con contenido sexual y por último el acoso. Y en la violencia física que se registró dominaron los empujones y en menor escala “los pleitos”.
Otros de los hallazgos que evidenció Andrysas con su red de observación electoral, fue que hubo casos en los que se les impidió a personas acompañar a candidatas para ejercer su voto, pese a que ninguna disposición legal lo prohíbe.