Para este viernes 24 de enero, está previsto que lean la sentencia contra más de una treintena de miembros del grupo de exterminio "Paz o muerte", conformado por policías, militares y civiles, casi todos domiciliados en la misma zona donde operaban al margen de la ley y a veces en contubernio con policías locales, de acuerdo con documentos judiciales a los que El Diario de Hoy ha tenido acceso.
El grupo operaba en la zona sur de San Miguel y Usulután, donde asesinaron a por lo menos 70 personas entre miembros de pandillas, colaboradores de esos grupos y personas ajenas a esas agrupaciones terroristas, a quienes mataron para robarles o por no dejarse extorsionar, como ocurrió con un profesor de San Rafael Oriente y un ingeniero de Usulután.
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Del grupo formado por policías, soldados y civiles, muchos ya han sido condenados por algunos crímenes, otros son reos ausentes y algunos de éstos tienen difusión roja de la Policía Internacional (Interpol).
De acuerdo con familiares de algunas de las víctimas, ese "grupo de exterminio" también era una banda de sicarios, de ladrones y extorsionistas y no se diferenciaban en nada de las pandillas en cuanto a los crímenes que cometía y la saña con que asesinaba, aunque para algunos eran más peligrosos, porque señalan que es muy posible que en algunos casos actuaran con la complicidad de miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) asignados en lugares donde ejecutaron a muchos.
En la memoria de salvadoreños quedaron grabadas las imágenes de un pandillero de la 18 matando con un machete a una de las 11 personas que fueron asesinadas el 3 de marzo de 2016 en una zona rural de San Juan Opico, La Libertad. O de videos que en redes sociales solían circular, de pandilleros descuartizando a sus víctimas.

Pero no solo los pandilleros mataban de esa forma. También lo hacían policías y soldados que bajo la fachada de grupo de exterminio de pandilleros, mataban a gente inocente o a personas que eran señaladas como miembros de esas estructuras criminales, aunque en muchos casos solo eran señalamientos falsos para justificar el crimen ante todos los miembros del grupo y así cobrar por el homicidio, o meterse a robar a las viviendas de quienes en el mismo acto eran asesinados.
En el cantón Primavera, del distrito de El Tránsito, al sur de San Miguel, existen varios casos en los que las víctimas fueron asesinadas con la misma saña con que mataban los pandilleros.
El caso del Limpia Mundo*
Uno de esos crímenes fue cometido el 14 de mayo de 2019, contra un adolescente de 14 años, quien era conocido con el apodo de Limpia Mundo. Este menor vivía con su madre en el caserío Meangulo, cantón Primavera. Según sus familiares, se dedicaba a trabajar en lo que fuera: agricultura, poda de árboles, ayudante de albañil, etc.
Según algunos vecinos, si bien el Limpia Mundo no era un pandillero hecho y derecho, sí solía juntarse con uno de ellos, identificado por vecinos como Bryan Murillo, otro joven al que señalaban como pandillero del sector.
En una reunión que miembros del grupo de exterminio sostuvieron tres días antes del 14 de mayo de 2019, según relata un delincuente criteriado, es decir, que delató al resto de sus compinches, Salvador de Jesús Villalobos López, alias Salva, comentó que en el cantón Primavera había un sujeto apodado Limpia Mundo, quien se dedicaba a extorsionar y recoger el dinero que habitantes del lugar pagaban como extorsión a los pandilleros, y que varios lugareños que eran informantes de él, es decir, de Salva, le habían solicitado que les ayudara a encargarse de él, porque ya no lo aguantaban.
En la reunión estuvieron "de acuerdo" en realizar el trabajo. Fue el mismo Salva quien se ofreció a proporcionar el dinero para rentar el vehículo en que llegarían a sacar de su casa a Limpia Mundo.
Eran las 7:30 de la noche de ese 14 de mayo cuando ocho miembros del grupo de exterminio se reunieron en la casa de Juan Zapata, cantón Anchila, de Concepción Batres, misma donde se había tomado el acuerdo de matar al menor. Allí Salva les dijo que tenía información de que Limpia Mundo estaba en su casa y que llegarían a sacarlo a eso de las 10:00 p.m.
A las 9:30 p.m., los asesinos se cambiaron de ropa poniéndose los uniformes policiales, chalecos antibalas y gorros navarone. Se armaron con fusiles AK-47, M-16, escopetas semiautomáticas, pistolas y revólveres. Una vez equipados, salieron para el cantón Primavera, llegando al lugar aproximadamente a las 10:30 p.m.
Al llegar al callejón de tierra que lleva a la casa de Limpia Mundo, se bajan, ordenan al testigo criteriado que se quede en el pick up y que le de vuelta y quedara en posición de salida. Fue en cuestión de pocos minutos que hicieron "el trabajo", tardaron menos de lo que el testigo tardó en hacer la maniobra, en una calle angosta, de dar vuelta al carro.

Lo subieron en la cabina y todo el grupo se retiró en el mismo pick up rumbo al cantón San Ildefonso, donde se introdujeron a un cañal buscando un pozo que ya habían usado con anterioridad. Allí bajaron a Limpia Mundo y es entonces cuando Josué Enmanuel Machado Martínez, alias Joche, tiró al suelo al menor y comenzó a pegarle en la cabeza y en la espalda con la almádana que el grupo cargaba para derribar puertas.
El resto del grupo observaba a pocos metros la forma cómo el Joche mataba a Limpia Mundo, a quien luego tomaron de las extremidades y lo lanzaron de cabeza al pozo. Varios alumbraron dentro del mismo para ver cómo había quedado. El testigo criteriado, África, afirma que lo vio que estaba cabeza abajo, con los pies hacia arriba pegados a la pared del pozo.
Luego de eso, el grupo se marchó a la casa de Juan Zapata, donde se quitaron los uniformes, guardaron las armas y los demás objetos. Cada quien se fue a sus casas, como si nada hubieran hecho.
Pero tres días después, a media tarde, otro del grupo de exterminio, identificado como Víctor Manuel Romero, le llamó a África para decirle que harían una reunión de emergencia en la casa de Salva, para hablar de algo importante.
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Ya en la reunión, Salva les manifiesta que está asustado porque Limpia Mundo se había salido del pozo. Los demás, incrédulos, le preguntaron cómo había sido posible eso, pero Salva les mostró una foto que le habían mandado del Limpia Mundo, donde estaba en la champa de lámina oxidada donde vivía con su madre.
La información que le habían dado a Salva es que el menor no podía hablar y que sólo hacía dibujos, donde ilustraba un pozo con unos ángeles sacándolo. En esa misma reunión, Salva dijo que había que dejar tranquilo a Limpia Mundo, porque si Dios le había dado una segunda oportunidad, había que respetarle la vida.
Aquel 14 de mayo de 2019, Limpia Mundo fue dejado por muerto. El grupo estaba seguro de que no podría sobrevivir con tantos almadanazos que Joche le dio en la cabeza y cuello.
Pero por alguna razón, tres días después, la familia del menor recibió aviso de un conocido, que Limpia Mundo estaba en el cantón Pradera, siempre de El Tránsito, parecía "desconectado" de la realidad y no podía hablar.
Cuando los parientes del joven fueron a corroborar, hallaron al menor como desorientado, estaba mudo, descalzo y vestido con ropa de mujer; tenía puesto una falda ocre y una blusa cuyo color no recuerdan las fuentes de este Diario.
Tenía un hoyo en el cráneo y varios golpes en la cabeza, en la espalda y en la nuca. De inmediato lo llevaron a un hospital.

Limpia Mundo salió del hospital sin recuperar el habla, pero de repente comenzó a pronunciar el nombre de una tía, y así poco a poco fue comenzando a hablar. Una de las pocas cosas que, según las fuentes, el menor recordaba era que el grupo de exterminio había matado con machete a otro joven y que lo habían echado al mismo pozo que a él. No recuerdan que Limpia Mundo haya dicho que conocía al joven asesinado junto a él. Las fuentes nunca le insistieron.
Después de aquella experiencia, las fuentes aseguran que Limpia Mundo salía poco de su casa. Tampoco hablaba de aquella experiencia que tuvo; a su madre no le gustaba que le sacaran plática sobre eso.
No tuvo tercera oportunidad
Después de que Limpia Mundo se recuperó, sus familiares le recomendaron, aseguran, que no se juntara con algunos jóvenes de la comunidad. Aparentemente acató las sugerencias porque casi no salía de la pequeña champa de lámina oxidada que le servía de casa.
Así transcurrieron varios meses, tal vez un año o dos, las fuentes no recuerdan bien. Pero una noche, el menor pidió que le fueran a comprar una tarjeta de recarga para su teléfono y al no hallar quién le hiciera el favor, salió a la calle principal del cantón Primavera.
Eran como las 7:30 de la noche. Las fuentes no recuerdan la fecha. Momentos después se corrió el rumor que a Limpia Mundo y a Bryan Ariel Murillo se los habían llevado en un pick up. Desde entonces no supieron más de él.
Al parecer, la orden que dio Salva aquella tarde de mayo de 2019, como miembro del grupo de exterminio, referente a que se dejara tranquilo a Limpia Mundo porque por algo Dios le había dado una segunda oportunidad, quedó anulada o en el olvido.

Aproximadamente tres meses después, la familia fue informada de dos cuerpos enterrados en un cañal del cantón Llano del Coyol y le pidieron que se sometiera a un examen genético para determinar si uno de los cuerpos correspondía al de su hijo. Uno era Limpia Mundo. Él fue enterrado en un cementerio del cantón Primavera. Del otro joven, la familia no quiso someterse a las pruebas genéticas y fue sepultado como desconocido en una fosa común.
De acuerdo con fuentes de este Diario, Limpia Mundo fue asesinado por el grupo delincuencial Paz o Muerte, junto a Bryan Ariel. A los dos los mataron con arma blanca. Un familiar de Limpia Mundo dijo que, esta vez, los asesinos cortaron el cuerpo en pedazos no más grandes de 20 centímetros.
Documentos a los que se ha tenido acceso indican que las autoridades investigaron y procesan a los responsables por el caso de Limpia Mundo, cuando lo dieron por muerto y lo lanzaron al pozo, según relatos del testigo criteriado, pero no del caso donde realmente terminaron asesinándolo.
* La identidad de esta víctima se reserva por aspectos legales.
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