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Los alumnos de la escuela que funciona en la comunidad Bendición de Dios Tigre IV, cantón San Ramoncito, en el distrito de Apaneca, Ahuachapán Centro, continúan recibiendo clases en una galera de lámina a pesar de que en noviembre de 2019, el gobierno les ofreció construir una infraestructura adecuada.
En esa fecha, representantes de varias instituciones gubernamentales llegaron al lugar para realizar el ofrecimiento de la obra, con la finalidad de que los niños tuvieran un “lugar digno donde aprender”.
Pero a casi cinco años de dicha promesa, los casi treinta niños que estudian desde parvularia a sexto grado siguen esperando condiciones dignas para su aprendizaje.
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Todos asisten en el turno matutino, comparten la misma área que sirve como salón de clases y a la única docente que atiende en la escuela.
La oferta incumplida
Los padres de familia también esperan que la construcción de la infraestructura se vuelva realidad en un lapso prudencial.
La asistencia de varias dependencias gubernamentales al lugar se dio en el marco de que la situación de dicha comunidad se dio a conocer a través de reportes periodísticos, incluyendo de El Diario de Hoy, donde se exponía la necesidad de infraestructura en la zona, que se encuentra a más de dos kilómetros del centro de la ciudad.
La Secretaría de Prensa de la Presidencia publicó, en su cuenta de X, el 22 de noviembre de 2019 a las 12:56 del medio día, que “por órdenes de la Primera Dama, Gabriela de Bukele, tenemos el mandato de construir lo más pronto posible la escuela para que tengan un lugar digno donde aprender”.
El mensaje fue atribuido a una representante de Bienestar Social.
Veinticuatro minutos después, la misma Secretaría, publicó otro tweet donde consignaba que “@ObrasPublicasSV también participará en los trabajos para brindar instalaciones dignas para la escuela de la comunidad Bendición de Dios Tigre IV, en Apaneca. @RomeoHerrera1 se encuentra en el lugar con los equipos de #BienestarSocial, @EducacionSV, @ANDASV y @ViviendaSV”.
Los mensajes fueron acompañados de fotografías de los funcionarios que realizaron la visita a la comunidad.
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Pero a pesar de dichos ofrecimientos, y a casi cinco años de haberse realizado, los padres de familia lamentaron que aún no se cumpla.
De hecho, un grifo que fue inaugurado ese día, cerca de la escuela, para que los alumnos se abastecieran de agua, ya no funcionó.
Por ello, los padres de familia deben de llevar recipientes con agua para que sus hijos tomen durante la jornada lectiva.
Sin clases durante eventos
La escuela funciona en la galera de lámina, que en realidad es la casa comunal del lugar.
Cuando hay alguna fiesta o vela que se requiere utilizar dichas instalaciones, los niños dejan de recibir clases.
“Es bien necesaria que la hagan porque ahí les han prestado la casa comunal; pero a veces la ocupan para eventos, fiestas, velorios; la verdad es bien necesario que hagan la escuelita. Ahí como es casa comunal la prestan para eventos, no es exactamente la escuelita. A veces dejan de dar clases, media vez se ocupe, por eso es necesario que hagan la escuelita”, señaló reiteradamente una madre de familia, quien pidió omitir el nombre para evitar represalias.
El origen
La escuela comenzó a funcionar en febrero de 2018 a iniciativa del ex alcalde de Apaneca, Osmín Guzmán, y a petición de padres de familia que para entonces debían de enviar a sus hijos hasta la ciudad.
Eso significaba que debían caminar por veredas (para acortar el camino), cruzar una barranca y luego atravesar la carretera que conecta a Ahuachapán y Sonsonate, lo que representaba un peligro para los infantes.
A dichas situaciones se sumaban los asaltos que eran cometidos durante el trayecto de la comunidad hacia la ciudad.
En ese entonces, la escuela no tenía un código de Educación por lo que la documentación de los alumnos era administrada por dos centros escolares de la ciudad.
Los únicos avances que ha tenido la escuela, y que son del conocimiento de la comunidad, es que ya cuenta con un código.
Además la docente que actualmente atiende a los alumnos es pagada por Educación.
Anteriormente la maestra que atendía a los alumnos recibía su salario por parte de la municipalidad.
El Diario de Hoy intentó obtener información sobre cómo se encuentra el proceso de construcción de la escuela. Por ello, se llamó a los números de teléfono de la departamental de Educación en Ahuachapán; pero no fueron contestados.
Otra persona que intentó contactarse con las autoridades, a través de una llamada telefónica, le respondieron que se encontraban en reunión.
La abuela de dos alumnos y de otro nieto que prevé inscribir el próximo año, y quien también pidió omitir el nombre por el mismo motivo, señaló que la distancia que hay desde la comunidad a la ciudad, que es donde está la escuela más próxima, le imposibilita inscribirlos en otra institución educativa.
“Por favor vengan a ver dónde tenemos a nuestros niños. Veo que en todas las comunidades hay escuelas y aquí no se ha dado eso. A nosotros nos han ofrecido un montón de gente que nos iban a hacer la escuela”, dijo la residente de la comunidad.
La casa comunal fue construida en 2013; tiene una extensión de cinco metros de ancho por diez de largo.
Aledaño a la galera hay un espacio, conocido como la cancha, donde supuestamente se iba a construir la escuela.
Los residentes de la comunidad esperan que un día se haga realidad el ofrecimiento realizado en el 2019.
El 18 de noviembre de ese año, la entonces ministra de Educación, Carla de Valera, también publicó dos tweet que alegraron a la población. En uno, que fue acompañado por fotografías de la galera, escribió que “así nos encontramos la escuela de la comunidad Bendición de Dios Tigre 4, en Apaneca, Ahuachapán. Una galera hecha de láminas donde los niños han recibido clases por muchos años. Pero esta situación pronto va a cambiar”.
En el siguiente señaló que “El Ministerio de @EducacionSV ya comenzó con la preparación de la carpeta técnica para iniciar pronto con la construcción del centro educativo que contará con una infraestructura que garantizará las condiciones de aprendizaje adecuadas para nuestros niños”.
Pero hasta el momento, los residentes de la comunidad no saben si realmente les construirán una infraestructura digna.