Basta escribir Jorge Galán en el apartado de búsqueda para que los portales Amazon, Good Reads o Casa del libro desplieguen la oferta literaria disponible del escritor salvadoreño ganador del Premio de la Real Academia Española en 2016.
El consagrado narrador y poeta nacional se ha convertido en uno de los autores más visibles de la nación cuscatleca, con obras como “Noviembre” (2015), “La habitación al fondo de la casa” (2016) o “Ruido” (2019), entre otras.
Recientemente, Galán piso territorio mexicano para lanzar bajo el sello editorial Océano su trilogía fantástica “El país de la niebla”.
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La saga reúne las obras “La ruta de las abejas” (2020), “La caída de Porthos Embilea” (2021) y “El domador de tornados” (2022). El gran héroe de esta travesía literaria es el joven Lobías Rumin, quien se enfrenta a una diversidad de aventuras que adorarán los amantes del género.
El también ganador del Premio José Emilio Pacheco de la FIL de Guadalajara aceptó responder a una serie de preguntas sobre su peregrinar por la fantasía literaria.
¿Qué significó para ti presentar tu saga fantástica en México?
A lo largo de estos tres años en los que he publicado la trilogía “El país de la niebla”, México se ha convertido en una especie de punto de partida. Es un lugar importante para mí por el apoyo que ha brindado estos libros. La editorial Océano lo hace realmente muy bien.
¿Cómo nace Lobías Rumin y cómo lo describirías a las audiencias?, ¿cuáles son sus cualidades y sus defectos?
La idea de este personaje nació hace muchos años. Lo primero de él fue una imagen, la de un niño paralizado al pie de una colina a través de la cual baja un tornado. De pronto, aparece un hombre que sostiene un látigo para pelear contra la bestia de viento. Esa es la primera imagen. Entonces no sabía quién era ese niño ni quién era el hombre. Poco a poco fui descubriendo sus historias.
Sobre Lobías, pues era un chico aparentemente normal que, a través de un viaje, descubre sus posibilidades, sus talentos. Antes de eso era un muchacho con mal carácter, inseguro, incapaz de relacionarse de buena manera con aquellos que lo rodeaban.
¿Hay algún lugar específico -ficticio o real- que te inspiró a crear Eldin Menor?
No. No conscientemente, al menos. Aunque supongo que de alguna manera es una representación de muchos pueblos leídos en los libros de fantasía. O vistos en películas que recrean esta clase de temas.
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¿Por qué la migración de abejas en la trilogía?
Fueron abejas porque creo que funcionan bien a lo que pretendía. Si hubieran sido aves, no es probable que entren en la niebla, pues hubieran volado por encima de ella. Así que debían ser insectos, que no vuelan a gran altura. De esa forma imaginé una clase distinta de abejas, luminosa, de mayor tamaño que lo habitual. Son lentas y quizá ruidosas, por lo que podían ser seguidas con facilidad por los personajes.
¿Por qué le apostaste a la fantasía?, ¿siempre te atrajo el género?
No es una apuesta nueva si no un regreso. Cuando tenía 20 años o así, lo que leía mayormente era Fantasía, Ciencia Ficción o Terror, y era lo que quería hacer entonces. Así que fue una vuelta. Algo que me debía a mí mismo, y la he pasado muy bien escribiendo esta historia, quizá mejor que nunca.
¿Qué retos asumiste al escribir tu saga fantástica?, ¿qué lecciones te heredó?
Aunque desde el inicio sabía dónde empezaba y acababa la historia, la redacción de los libros sucedió año con año, y eso fue un reto bastante duro, pues me comprometí con la editorial a entregar un libro cada año y debía cumplir. Por otro lado, también me enseñó a escribir de otra manera, dotando de acción permanente al relato.
¿Hay algún género literario que no hayas abordado y tengas planeado trabajar?, ¿qué proyectos tienes en el horizonte?
Un género literario nuevo, no. Pero sí la vuelta a la literatura infantil. En breve, de hecho, publicaré un par de libros infantiles-juveniles, y planeo seguir en esa dirección. También estoy por acabar un nuevo libro de poemas.
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¿Sigues en España?, ¿cómo influyó en tu trayectoria salir de las fronteras salvadoreñas?
Voy y vengo, por el trabajo. Sobre cómo influyó, a ver, creo que estamos en una época donde, antes que nosotros, pueden viajar nuestros libros. A mí me pasó en 2006, cuando gané un premio de poesía en España, el Adonáis, y empecé a publicar fuera. Es una ventaja que no tuvieron antaño nuestros autores. Aunque debo admitir que sirve de mucho vivir fuera por la cantidad de actividades culturales que pueden realizarse. En nuestro país sobran talentos, pero faltan apoyos, lo sabemos.
Qué recomendarías a los jóvenes escritores que persiguen su sueño de publicar en un momento de la historia en el que la Inteligencia Artificial pisa fuerte ¿Qué retos crees que las IA ofrecerá a los escritores?
Creo que debemos seguir trabajando sin pensar en las IA. Además, asumo que habrá reglas sobre el papel futuro de las Inteligencias Artificiales, reglamentaciones que ayuden a los artistas a seguir con su trabajo. No hay duda de eso.
¿Hay algún o algunos talentos literarios emergentes de El Salvador que hayan atrapado tu atención?
Sí, siempre hay autores emergentes interesantes, hace poco leí un par de cuentos de Michelle Recinos que me parecieron muy buenos, escritos con talento; también leí un libro de cuentos de Patricia Lovos donde encontré algunos muy interesantes. Y en poesía, se me ocurre mencionar a Andrés Moz y a Diana Castro. A ver, hay muchos jóvenes emergentes haciendo un buen trabajo. Lo sabemos. Lo que faltan, repito, son apoyos, caminos que puedan ayudar un poco.
¿Dónde se pueden adquirir tus libros en El Salvador?
Tanto en La Internacional como en la librería de la UCA.