La figura del portero de Costa Rica, Keylor Navas, trasciende. No solo se lo vio en el duelo ante España, donde es reconocido en LaLiga por el recorrido que dejó en el Real Madrid, va más allá de ahora también jugar en el PSG.
Y es que el guardameta, tras finalizar el partido que pudo haber sido histórico para Costa Rica (derrota ante Alemania 2-4), volvió a ser el centro de su país, de su selección. Una figura que también en El Salvador es seguido. Y un hombre que se va convirtiendo en un orgullo de Centroamérica.
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Navas se despidió con un abrazo importante con el alemán Antonio Ruediger, a quien terminó consolando tras la eliminación temprana germana del Mundial. Fue una especie de despedida emblemática, de dos eliminados, pero en el que el tico demostró más humildad.
Antes del juego, también se quedó otra estampa que pronto se viralizó. Keylor tuvo un saludo, como capitán, con el portero teutón Manuel Neuer, con quien intercambió banderín. Pero más que eso, fue un encuentro de dos porteros grandes, dos de los mejores del último tiempo en, posiblemente para ambos, su último Mundial.
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De este modo, Navas no solo fue un simple portero en el último juego tico en esta Copa del Mundo de Qatar. No solo atajó y trató de evitar los goles alemanes, de los que nada pudo hacer de los cuatro que recibió. También fue un ser humano más que el jugador. Mostró su sensibilidad.
Por estos detalles, la gente lo pone en alto. Y se volvió tendencia en las últimas horas. Hubo rezos sí, de muchos que pedían que no lo golearan tanto, pero más allá de eso demostró que es uno de los mejores guardametas del planeta. Un grande. Una despedida insípida del Mundial para Navas, pero se va con la frente en alto y como genio.