Con goleada, sin más que un sobresalto en el arranque del partido y con la triste noticia de otro lesionado, Francia da muestras de que todo lo puede, incluso perder a muchas de sus estrellas y seguir firme como candidata al título.
La campeona del mundo se mostró muy superior ante Australia, un rival que le puso en qué pensar en los primeros minutos, y que, incluso, se fue arriba en el marcador. Una corrida por derecha de Leckie, la lesión de Lucas Hernández (quien lo marcaba) y un centro perfecto a segundo poste, a donde apareció Goodwin para ganarle las espaldas a su marcador y definir de primera, puso a soñar alos australianos con la segunda sorpresa del día, tras la caída de Argentina frente a Arabia Saudita.
Nada más lejos de la verdad, fue un espejismo, una combinación de errores del campeón, lesión y acierto de los australianos, que tuvieron pocas acciones así, una más con claridad.
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De ahí, todo fue de Francia, de un gran Mbappé, participador, asistidor, anotador, desequilibrante; de un Olivier Giroud atento a la cita, de un Rabiot clave en el equilibrio y que, además, se dio el lujo de aportar con un gol, de un Griezmann que sí parece jugador de élite cuando se pone la elástica de su nación, de un equipo con muchas variantes, con un Dembélé que no apareció aún en su dimensión, pero con suficientes armas para encarar múltiples bajas, como las de Benzemá, Kanté, Pogba, Kimpembe o la más reciente, en pleno partido, porque se tuvo que retirar al 10' Hernández.
Tras el tanto, Francia apenas se inmutó y siguió su guion, llegando sin mayores problemas, obligando a los dobles relevos a los australianos para salvar los papeles.
Pero al 27', se acabó, se derrumbó la muralla australiana cual torre de naipes. Centro medido del otro Hernández, Theo, y Rabiot que dejó su zona para ir a firmar el empate. Tras ello, comenzó la fiesta. Asistencia de Rabiot al 32' para que Olivier Giroud anotara el de la ventaja.
En un abrir y cerrar de ojos, Francia ya no solo controlaba el partido, los tiempos, lo anímico, sino tamibén el marcador, y ya no se miraba por dónde podía gestarse otra sorpresota. Y en el complemento, Mbappé se encargó de asegurar eso. Ya antes había dejado una bonita asistencia para un gol que no fue de Griezmann, porque lo salvó en la lñinea un defensa, y también él tuvo el suyo en el primer tiempo en una enorme asistencia del delantero del Atlético de Madrid. Pero en el 68' por fin pudo aparecer directo en el marcador el más desequilibrante en el campo, un Mbappé que cerró un centro de Dembélé y, con preciso cabezazo, envió la bola a un poste y luego a besar las redes para el 3-1.
Apenas tres minutos después, Mbappé se encargó de regalarle el otro tanto a Giroud, gran asistencia para que el centrodelantero marcara su doblete al 71'.
Cerca estuvo Francia del quinto en un par de ocasiones, pero el meta Mathew Ryan evitó más tantos en contra. Francia, súper líder del grupo D, más cuando Túnez y Dinamarca empataron temprano, y eso pese a las múltiples bajas.
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