El "Chapulín Colorado" que recorre Santiago de María

En Santiago de María, distrito de Usulután Norte, hay un vehículo que llama la atención apenas aparece en la calle. Es rojo, lleva las letras “CH” y provoca sonrisas espontáneas entre quienes lo reconocen. Al volante va Oswaldo Salamanca, un santiagueño de 51 años que es identificado por su profunda admiración hacia el Chapulín Colorado, personaje creado por el comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como Chespirito.

Para Oswaldo, el Chapulín no es solo un recuerdo de la infancia. Es una figura que marcó su manera de ver la vida. Desde niño, los programas de televisión en los que aparecía el personaje le transmitían alegría y mensajes que, con el paso de los años, fue comprendiendo con mayor profundidad. La nobleza, el humor y la forma sencilla de enfrentar los problemas lo hicieron sentirse identificado.

Esa admiración se mantuvo intacta hasta la adultez. Una de sus primeras decisiones fue mandar a confeccionar su propio traje del Chapulín Colorado, elaborado por un sastre de Santiago de María. El traje lo utiliza únicamente en ocasiones especiales, como cumpleaños, entrevistas o eventos puntuales. Aunque admite que le gustaría usarlo con más frecuencia, prefiere hacerlo con prudencia, por respeto a quienes podrían no sentirse cómodos.

Durante algunos años, Oswaldo residió fuera del país, pero su vínculo con el personaje no se rompió. Al regresar, continuó fortaleciendo esa afición, incluso organizando celebraciones temáticas y compartiendo detalles relacionados con el Chapulín entre amigos y conocidos.

Actualmente, Oswaldo se dedica al servicio de transporte privado desde Santiago de María hacia distintos puntos del país, actividad que representa su principal fuente de ingresos. Fue precisamente este trabajo el que le permitió encontrar una forma distinta de expresar su admiración por el personaje. Al adquirir su vehículo, eligió el color rojo y decidió colocarle las iniciales “CH”, un detalle que no pasa desapercibido.

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“A cualquier parte que voy, la gente lo nota. Me dicen ‘ahí va el Chapulín’ o me gritan el nombre del personaje”, comenta.

Sin embargo, la personalización del vehículo no se quedó solo en el exterior. Todo comenzó hace cuatro años, durante una Navidad, cuando Oswaldo visitó un puesto de artesanos en Ciudad Barrios. Allí encontró muñequitos de barro de los personajes de La Vecindad del Chavo. Decidió comprarlos y colocarlos en el tablero del automóvil. La reacción de los pasajeros fue inmediata.

Muchos se detenían a observar las figuras, recordaban escenas del programa y comentaban lo agradable que era ver algo distinto durante el viaje. Fueron ellos mismos quienes lo animaron a completar la colección. Con el tiempo, Oswaldo fue sumando más piezas, entre ellas objetos emblemáticos como el Chipote Chillón y la Chicharra Paralizadora, que ahora lo acompañan en cada recorrido.

El vehículo se convirtió así en algo más que un medio de transporte. Es un espacio que despierta recuerdos, genera conversación y, en muchos casos, provoca sonrisas. Personas que no son pasajeros se acercan por curiosidad para ver el interior, mientras que niños piden subirse al “carro del Chapulín Colorado”.

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Quienes han viajado con Oswaldo destacan no solo la decoración, sino también el trato que brinda. Él mismo asegura que la amabilidad y el respeto son parte fundamental de su servicio. Para él, ofrecer un buen trato es tan importante como llegar al destino.

Esa forma de relacionarse con las personas lo llevó a explorar nuevas ideas. Además del transporte privado, Oswaldo comenzó a incursionar como DJ en eventos infantiles. En esas actividades utiliza su traje del Chapulín Colorado para animar fiestas y llevar un mensaje de alegría a los más pequeños. También ha participado en entrevistas y actividades donde representa al personaje.

Más allá del disfraz o los adornos, Oswaldo explica que su intención es ofrecer un momento distinto a quienes lo rodean. En medio de preocupaciones personales, problemas económicos o situaciones difíciles, considera valioso regalar un instante de distracción.

“La idea es que, aunque sea por un momento, la gente se olvide de sus problemas”, expresa.

Oswaldo asegura que continuará ampliando su colección cada vez que tenga la oportunidad. Dice que una de las experiencias que más lo ha marcado es la reacción de los niños, quienes, desde su inocencia, llegan a pensar que él es el Chapulín de la televisión.

“Me abrazaban y eso es bien bonito. Te hace sentir especial”, relata.

Quienes deseen contactarlo para animación infantil como DJ o para contratar su servicio de transporte privado pueden hacerlo al 7957-9612.