El Salvador proyecta 4 millones de turistas al cierre del 2025

Con más de 3 millones de visitantes internacionales registrados hasta octubre de 2025, El Salvador proyecta alcanzar los 4 millones antes de finalizar el año. La flexibilización de visados, el auge del surf y la inversión en destinos culturales y ecológicos han impulsado una transformación significativa en el sector turístico del país.

La industria turística de El Salvador continúa su expansión en 2025. Según datos del Ministerio de Turismo (MITUR), al cierre de septiembre el país había recibido cerca de 2.9 millones de turistas internacionales, y en los primeros días de octubre se superó la marca de los 3 millones. Las proyecciones actualizadas indican que el país podría alcanzar los 4 millones de visitantes antes de finalizar el año.

Esta cifra representa un incremento considerable respecto a los años anteriores. En 2024, El Salvador registró aproximadamente 3.9 millones de turistas internacionales. La previsión para 2025 —respaldada por reservas confirmadas para los últimos dos meses del año— apunta a una duplicación del número de visitantes internacionales que el país recibía antes de la pandemia, cuando el promedio rondaba los 2 millones anuales.

Uno de los factores que ha facilitado este aumento es la flexibilización de requisitos de visado para viajeros de distintas regiones. También se ha reportado una mejora en infraestructura turística, mayor conectividad aérea y una estrategia de promoción internacional enfocada en los atractivos naturales y culturales del país.

Entre los destinos más visitados figura la costa del Pacífico, en particular las zonas de Surf City 1 y Surf City 2. Estas áreas han desarrollado una oferta turística vinculada al surf, con olas aptas para la competición y una creciente red de hoteles, restaurantes y servicios turísticos. Durante las temporadas altas, la ocupación hotelera en estas regiones ha alcanzado el 100 % de su capacidad.

El surf se ha posicionado como una de las principales actividades turísticas, pero también han crecido otras modalidades como el senderismo, el ecoturismo y las rutas naturales. En el occidente del país, la Ruta de las Flores ofrece recorridos por pueblos de montaña, gastronomía local, cafetales, cascadas y actividades al aire libre. El Bosque Nebuloso de Montecristo, los parques nacionales El Imposible y Los Volcanes son parte del inventario de destinos de naturaleza que ha atraído visitantes interesados en actividades ecológicas y de aventura.

La capital, San Salvador, ha experimentado un aumento en el número de turistas atraídos por su oferta cultural. El Centro Histórico —donde se encuentran el Palacio Nacional, la Catedral Metropolitana, la Plaza Barrios y la Iglesia El Rosario— ha sido uno de los ejes del turismo cívico y arquitectónico. Además, la ciudad alberga festivales culturales como el Festival Internacional de Cine y el Festival de las Flores, así como una creciente red de museos, galerías y centros de arte contemporáneo.

MITUR ha resaltado que, junto con la infraestructura hotelera, se han ampliado servicios de transporte terrestre y aéreo, además de mejoras en la conectividad regional. La reactivación de rutas con Norteamérica y la incorporación de nuevas aerolíneas también han incrementado la llegada de viajeros desde Estados Unidos, Canadá, México y Europa. Según los reportes oficiales, el gasto promedio por turista internacional en 2024 fue de aproximadamente 140 dólares diarios, con una estadía media de ocho noches.

Otro componente del crecimiento turístico ha sido el impulso al turismo sostenible. Se han desarrollado proyectos de ecoturismo en zonas protegidas y reservas naturales, con inversión tanto pública como privada. El objetivo de estas iniciativas es integrar a las comunidades locales en la cadena de valor del turismo, proteger los ecosistemas y diversificar la oferta más allá del turismo convencional de sol y playa.

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El Turismo Comunitario (TCC) ha tomado relevancia en municipios rurales que ofrecen experiencias culturales, gastronómicas y artesanales. En estos lugares, los visitantes pueden convivir con familias locales, participar en talleres de artesanía, degustar alimentos orgánicos de producción local y conocer las tradiciones del interior del país.

En paralelo, se han consolidado políticas de conservación para asegurar que el desarrollo turístico no implique la degradación del medioambiente. Parques como El Imposible, el Parque Nacional Montecristo y el Parque del Café han sido señalados como modelos de gestión sostenible y promoción ecológica.

La inversión privada también ha respondido al aumento de la demanda turística. Nuevos hoteles, hostales boutique, centros de aventura y operadores turísticos han ampliado su presencia en regiones como La Libertad, Sonsonate, Ahuachapán, San Miguel y el centro del país. La oferta va desde hospedaje de lujo hasta opciones más accesibles para mochileros, con experiencias personalizadas y de nicho.

Las autoridades del sector continúan monitoreando el comportamiento de los visitantes y actualizando las proyecciones. Hasta octubre de 2025, el país mantiene una tendencia de crecimiento constante en llegadas internacionales, lo que se traduce en una mayor actividad económica para diversas industrias vinculadas directa e indirectamente al turismo.