Cientos de salvadoreños disfrutan de la Feria del Jocote 2025: estos son los precios y el ambiente que se vive en el Cerro Verde

Entre risas, música y aroma a jocote maduro, cientos de salvadoreños disfrutan este fin de semana de la Feria del Jocote Corona 2025, celebrada en el parque natural Cerro Verde, Santa Ana. El evento, organizado por el Instituto Salvadoreño de Turismo (ISTU), reúne a productores, emprendedores y visitantes de todo el país —e incluso del extranjero— para rendir homenaje a una de las frutas más queridas del calendario salvadoreño.

Los precios de los jocotes van desde $12 el ciento, el medio ciento a $6 y las 25 unidades a $3, disponibles en las tres etapas más buscadas por los compradores: verde, sazón y maduro. “Vine desde Sonsonate solo por los jocotes. Los de aquí son los mejores. Compré el ciento para curtido y unos maduros para comer con sal y limón”, contó entre risas Carmen Guzmán, una visitante que asiste cada año con su familia.

“Este es un evento esperado por toda la población. Año con año los productores y emprendedores se preparan para ofrecer lo mejor de esta fruta. Como ISTU, le damos sentido a esta tradición dentro de nuestro parque, que es el símbolo del jocote de corona”, explicó Jesús Benjamín Bran Argueta, director ejecutivo del ISTU.

Durante el fin de semana, los asistentes aprovechan una agenda llena de actividades: danza folclórica, marimba, presentaciones de saxofonistas, dinámicas con el público y shows musicales con artistas nacionales.

Además, los visitantes degustan una amplia variedad de platillos y productos derivados del jocote, como jaleas, salsas para carnes, chimichurri, licores, dulces, sorbetes, pupusas, pizzas, licuados, bebidas artesanales, exfoliantes para cuerpo y cremas cosméticas.

El director del ISTU destacó que este año el parque limitó el aforo para brindar una experiencia más cómoda. “Esperamos la visita de unas 10,000 personas en dos días. Habilitamos preventa por SmartTicket y el programa de buses alegres”, comentó.

Alegría, turismo y sabor

La feria también es un punto de encuentro para turistas extranjeros. “Tenemos más visitantes guatemaltecos y hondureños. Es una satisfacción ver cómo El Salvador se proyecta al mundo como un destino seguro y alegre”, añadió Bran Argueta.

Entre los visitantes se encontraba Andrea Morales, turista hondureña, quien dijo estar encantada con el ambiente. “Nos encanta la feria, la vista es preciosa y la gente muy amable. Probamos los jocotes con chile y están buenísimos”.
También Carlos Méndez, guatemalteco, destacó la organización: “Todo está muy ordenado y limpio. Es una experiencia familiar y segura; nos llevamos varias bolsitas de jocotes y recuerdos”.

Además de los productores tradicionales de jocote, la feria sirve como vitrina para más de 40 emprendedores locales, quienes ofertan sus productos.

Una experiencia cada octubre

De esta manera, la agenda oficial de la Feria del Jocote 2025 incluye actividades durante todo el fin de semana. Este sábado arrancó con la ceremonia de inauguración a cargo del ISTU, seguida de presentaciones musicales con el violinista Diego Orantes, el grupo folclórico nacional de Panchamanico, entrevistas a emprendedores, el saxofonista Francisco Ramos, el solista Elmer Rivera y la participación especial del grupo de música andina Nahum Paredes.

“El ambiente es increíble. Se siente el orgullo salvadoreño en cada puesto y en cada detalle. Me doy cuenta que el jocote no solo es una fruta, se puede hacer de todo”, comentó Lorena Rivera, visitante de Santa Tecla que asistió por primera vez.

Y es que, la feria no solo es un homenaje al jocote, sino también una oportunidad para dinamizar el turismo interno y promover la economía local. “La Feria del Jocote es un espacio para compartir en familia, disfrutar de la naturaleza y reconocer el trabajo de nuestros productores. Es parte de lo que somos como país”, concluyó Bran Argueta.

Con diversidad de productos, artistas nacionales, artesanías y un ambiente festivo, la Feria del Jocote 2025 volvió a confirmar por qué esta fruta se roba el corazón —y el paladar— de los salvadoreños cada año.