¿Y cuándo seas grande, qué quiere ser?

Seguro que de niño se lo preguntaron… En los sesenta las respuestas se basaban en personas de la familia, la vecindad, las tiras cómicas de los diarios, o respondíamos lo que intuíamos qué nos gustaría. Los varones, ser como el padre y las hembras como la madre, o como algún pariente o amigo de la familia al que admirábamos: Médico, ingeniero, abogado, dentista, maestro, o bien un oficio: mecánico, carpintero, albañil, sastre o costurera. Los fanáticos a las tiras cómicas respondían: detective como Dick Tracy, doctor como Rex Morgan o piloto como Luís Ciclón. 

Yo, hijo de mecánico graduado en el “Santa Cecilia”, siempre respondí, “mecánico, como mi papá”. Después, por sugerencia de mi madre, ingeniero mecánico. 

En el ITI había cuatro especialidades: mecánica general, mecánica automotriz, electricidad general y electrónica, y en la Universidad, unas 15 carreras, entre medicina, derecho, ingeniería, arquitectura, economía y otras. 

Para los jóvenes de hoy es más complicado decidir qué estudiar. Primero, para llegar a ser lo que les ilusiona. Segundo, distinguir, entre lo que quieren ser, según sus aspiraciones, siguiendo o no la trayectoria de sus padres y lo que pueden ser por sus propias capacidades y la disponibilidad de recursos, pues estudiar hoy, tiene un costo más alto. Tercero, investigar la oferta de becas aquí, en países vecinos o de la Unión Europea, en las agencias de cooperación o las embajadas. Para EEUU puede que por el planteamiento político actual hacia las universidades, por lo menos durante esta legislatura, no será posible. 

Y con las nuevas ofertas de doble titulación, aquí y en España o en otros países, deben tomarse en cuenta la separación familiar. Por mi experiencia, hay que asumir circunstancias que pueden afectar la condición emocional, al adecuarse a la nueva situación. Si va a estudiar en Europa, pensar en el momento de viajar. Mi beca en Alemania empezó un 4 de enero, aquí con 36 grados y dos días después, cuando llegué, había 14 grados bajo cero.

Tanto aquí como en otros países, la oferta de carreras técnicas, licenciaturas, de estudios superiores, maestrías y doctorados es inmensa y la competencia entre las universidades es férrea, con ofertas tentadoras, pues tal como otros servicios, la formación y educación superior, tiene su sistema de mercadeo. Hay que asumir, que las universidades privadas, además de centros de enseñanza son empresas que deben ser rentables. 

Los nuevos temas como la inteligencia artificial y sus aplicaciones en la medicina, la ingeniería, la arquitectura, la economía y otros ámbitos, es un apartado nuevo y necesario para cumplir los requisitos de las nuevas ofertas de trabajo, nacionales o internacionales. 

Revisando la oferta de las universidades se presentan unas 35 carreras, entre licenciaturas, titulaciones superiores, maestrías y doctorados semi presenciales y online, incluso con pasantías y doble titulación, reconocida por universidades de otros países.

En todo caso, estimados jóvenes, les recomiendo una buena revisión sobre los programas de estudio, el tiempo de dedicación y la parte económica, que bien viene de los padres, becas, medias becas y para los que trabajan y estudian, es una parte de sus ingresos. 

Decidir qué estudiar para llegar a ser lo que se aspira, no es una decisión fácil frente a la gran oferta, pero por ser una inversión de largo plazo en tiempo, esfuerzo y dinero, se debe pensar muy bien. Cambiarse de carrera o abandonar porque no es lo que se pensó, además de frustrante, es caro y se desaprovecha un tiempo valioso. 

Analícenlo detalladamente, revisen los programas de estudio, imaginen las satisfacciones y beneficios de llegar a ser lo que aspiran cuando hayan terminado su carrera y el futuro de hoy sea pasado. 

Mi mejor deseo, es que decidan bien y sean excelentes profesionales o empresarios que impulsen a sus familias y al país hacia un desarrollo moderno, digno y sostenible. 

Ingeniero/ Todo es más fácil y más sencillo con sentido común