“Es rumor viejo”, dicen vendedores del Mercado Cuscatlán por alquiler del edificio

“Aquí estamos los que resistimos. Si nos dicen que nos vayamos, ni modo, pero mientras no nos digan nada, aquí seguiremos” es la conclusión de Victoria, una las pocas vendedora que está en lo que queda del Mercado Cuscatlán, un proyecto insignia de la Alcaldía de San Salvador cuando fue presidida por Nayib Bukele en 2015, pero que ahora luce un notable deterioro en su estructura y poca asistencia de compradores. 

Victoria  no es el nombre real de la vendedora, pidió que se le protegiera su  identidad para evitar que tras sus declaraciones haya sanciones contra ella o  su negocio. Ella está arrendando su puesto desde 2017, bajo contrato con la Alcaldía de San Salvador. 

El rumor del arrendamiento del edificio es viejo, asegura la comerciante, debido a la deuda que ha mantenido la alcaldía con la empresa dueña del inmueble, desde hace varios años. 

“No es la primera vez que escuchamos eso. Ya estamos acostumbrados, pero es feo estar con esa incertidumbre. Yo digo, los pobres de los pobres ¿de qué vamos a sobrevivir?”, expresa. 

Hace pocas semanas, Victoria renovó su contrato para continuar trabajando con su local en el edificio, contó que también otros vendedores han renovado el contrato el cual no tiene duración de tiempo definida.

Además, ella está con el pago de impuestos al día, a pesar que sale “con lo justo” para poder comprar las necesidades básicas de su vida. 

El mercado tiene decenas de puestos vacíos, otros sin utilizar, algunos que parecen estar ocupados se mantienen cerrados. En los negocios aledaños los vendedores justifican esos locales cerrados diciendo:  “es que viene tarde, como es solo”. 

Los pocos vendedores que se mantienen en el área de bazares, frutas y verduras explican que sienten un abandono de parte de la municipalidad en temas de falta de publicidad y promoción del lugar. 

“En todo lo que lleva Mario Durán como alcalde de San Salvador, nunca lo he visto por acá” dice Ramón, otro de los vendedores y que también pidió que no se le identificara con su nombre real. 

Ramón cuenta que quienes aún se mantienen en el edificio es porque están con sus pagos al día. 

Además, asegura que quienes se han ido es por dos motivos principalmente: Pocas ventas y deudas con la municipalidad. 

El negocio de Ramón sale a flote por los clientes que ya lo conocen, y explica que están acostumbrados a escuchar comentarios sobre el arrendamiento del edificio. “Ya ni nos asustamos. Solo intentamos seguir vendiendo y ya”.

Para Judith y Leyla, dos comerciantes vecinas en el área de bazares, la estancia en el mercado si bien ha sido estable, resulta poco rentable por las pocas ganancias que les quedan. 

“Tal vez no sea rentable, pero tenemos un puesto seguro. No se vende lo que deberíamos por el pago (del alquiler) pero alcanza”.

“Todo tiene un inicio y todo tiene un final. Nosotros estamos esperando el final” expresa una de ellas.

Cada área del mercado funciona a menos de la mitad de su capacidad. Tanto el área de bazares como de frutas y verduras están utilizados los primeros diez locales del principio, y a partir de ahí solo se observan espacios vacíos. 

El lobby principal luce sucio y deteriorado tanto en su piso, como estructuras metálicas y el techo. En el edificio funcionan oficinas de la Alcaldía de San Salvador donde realizan trámites administrativos.