¿Limpias con lejía? Esto es lo que no debes hacer

En el afán de limpiar y desinfectar de la mejor manera posible, muchas personas recurren a la lejía, pero a veces olvidan que es de uso delicado y requiere algunos cuidados al momento de su empleo. Toma en cuenta los siguientes consejos.

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El cloro o lejía debe usarse siempre diluida en agua. Nunca le agregues otras sustancias como vinagre o amoniaco. FOTO EDH/ PIXABAY

Por Mireya Amaya

2020-07-26 12:20:26

Empleada de forma correcta, la lejía o hipoclorito de sodio es uno de los desinfectantes y blanqueadores más populares en el hogar y muy accesible al bolsillo. A raíz de la pandemia, su utilización para limpiar superficies y objetos se ha incrementado; sin embargo, así como es eficaz eliminando gérmenes también resulta potencialmente peligrosa, si se usa de forma incorrecta.
A continuación te damos algunos consejos para que la uses de manera segura

– No la uses todo el tiempo. El portal médico WebMD indica que la lejía es un producto muy fuerte, que resulta ideal para blanquear ropa, eliminar manchas y desinfectarla, sobre todo cuando ha estado en contacto con fluidos corporales como sangre, heces o vómitos.

En caso contrario, haz el lavado habitual. También es ideal para desinfectar superficies que se tocan mucho, como las perillas de las puertas, encimeras o interruptores de luz.

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– Siempre dilúyela. Asegúrate de que el producto sea de uso doméstico, y úsala siempre diluida en agua y sin agregarle otras sustancias. “Mezclar amoníaco, vinagre, peróxido de hidrógeno, alcohol u otras sustancias químicas con hipoclorito de sodio puede provocar la liberación de gas de cloro, una sustancia química tóxica que es mejor no inhalar”, advierte el portal de la Asociación Americana de Personas Retiradas, (AARP, por sus siglas en inglés).

Agregan que los síntomas de la exposición a esos vapores incluyen ardor en la garganta, en los ojos, la tráquea y los bronquios. En concentraciones más altas pueden causar estrechamiento de las vías respiratorias, líquido en los pulmones y otras lesiones pulmonares. Si padeces asma u otra afección de salud que dificulta la respiración debes tener cuidado al usarla.

– No la uses sin protección. El cloro puede quemar tu piel pues en verdad es fuerte. Así que si lo vas a usar protégete con gafas, mascarilla y guantes. Además abre las puertas y ventanas para que circule el aire.

Siempre que limpies con cloro, protégete con guantes, gafas y mascarilla. Además abre las puertas y ventanas para que circule el aire. FOTO EDH/PIXABAY

– Úsala cuanto antes. Para una desinfección efectiva, el producto diluido debe usarse dentro de las 24 horas posteriores a la preparación, ya que la descomposición aumenta con el tiempo si no se usa.

– No es buena para todos los tejidos. No lo viertas directamente sobre la ropa y no uses más de las cantidades sugeridas en los empaques, pues podría dañar tus prendas. Si bien el cloro es un buen quitamanchas, no debe utilizarse en tejidos como spandex, lana, seda o cuero, indica WebMD. Sigue siempre las instrucciones de uso.

– No lo uses en la comida. Está bien usarla diluida para lavar utensilios platos, vasos o superficies como encimeras, sobre todo si han estado en contacto con aguas contaminadas. Sin embargo las frutas y verduras no deben lavarse con lejía.

La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) recomienda enjuagar las frutas y verduras frescas con agua corriente, incluidas aquellas con pieles y cáscaras que no se comen. También sugiere lavar las tapas de los alimentos enlatados antes de abrirlos para limitar la exposición potencial a otras enfermedades transmitidas por los alimentos.

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¿Qué cantidad es la adecuada?
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, (CDC, por sus siglas en inglés) sugieren:

1. Utilizar una cucharada de lejía por cada galón de agua para lavar trastos y superficies como encimeras. Primero debes lavarlos con jabón y agua, luego enjuagar bien con agua limpia. Después de eso se puede desinfectar con la solución de cloro y dejar secar al aire.

2. Para tratar el crecimiento de moho en superficies duras, como pisos, estufas, fregaderos, ciertos juguetes, encimeras, cubiertos, platos y herramientas, recomiendan mezclar 1 taza de cloro en 1 galón de agua.

Se deben lavar las superficies con la mezcla de lejía y utilizar un cepillo duro en caso de que las superficies son rugosas. Después enjuaga con agua limpia y deja secar al aire.