La travesía que enfrentó Isabel Tomasino, la primera profesora de Bikram Yoga de El Salvador en el mundo

La compatriota que dejó el país desde su infancia cuenta la travesía que inició por Alemania y finalizó en Estados Unidos, desde donde impulsa su empresa dedicada a esta disciplina, con la que proyecta, además, algunas obras benéficas en El Salvador

La compatriota radicada en Estados Unidos impulsa su empresa The Hun Life, dedicada a este tipo de yoga, la cual se practica a una temperatura de 42 grados centígrados en 90 minutos. Además, con su negocio apoya a tres proyectos benéficos en El Salvador.

Por Liseth Alas

2019-05-06 9:47:46

Isabel Tomasino asegura con mucho orgullo que es la primera salvadoreña graduada como profesora de Bikram Yoga en el mundo. La certificación la obtuvo en Las Vegas, Estados Unidos, tras finalizar sus estudios en esa disciplina en el 2010.

Ella cuenta que fue desde el 2008 que se apasionó por este tipo de yoga, el cual consiste en una serie de 26 posturas y dos ejercicios de respiración, que se practican a una temperatura de 42 grados centígrados en una clase de 90 minutos. “Es para lograr una sanación física, mental y espiritual”, expuso.

Aunque desde hace más de 35 años dejó la nación centroamericana sostiene que no olvida sus raíces y siente el compromiso de apoyar a su gente.

Isabel Tomasino desarrolló un retiro de yoga en el país a inicios de abril pasado. Foto: Cortesía

La compatriota de 46 años se encuentra establecida en California, Estados Unidos, y emprende su empresa dedicada al Bikram Yoga que impulsa con el objetivo de apoyar algunos proyectos benéficos en El Salvador. De esa manera creó su negocio llamado “The Hun Life” o simplemente “Hun”, una palabra maya que significa “único”. Su equipo de trabajo está integrado por salvadoreños.

A inicios de abril pasado, Tomasino trajo al país a un grupo de extranjeros para participar en en el primer retiro de yoga “Good vibrations”, que desarrolló en un hotel de la playa El Zonte, en el departamento de La Libertad.

Un grupo de exranjeros participó del evento que se desarrolló en un hotel de la playa El Zonte, en La Libertad. Foto: Cortesía

“Me costó traer a los invitados, por la mala imagen que tiene El Salvador, pero yo quiero enseñar al resto del mundo que mi país es lo contrario, aunque sí existe esa parte (de violencia), no se puede negar, pero eso en todos los países existe”, señaló

Con los fondos recaudados en esa actividad, la salvadoreña apoyó tres proyectos benéficos en el país y su deseo es poder ampliar esa ayuda a otros lugares que lo necesiten, promoviendo sus eventos de yoga.

“Solo quiero que quede claro, la yoga no es una religión, hay muchas personas que dicen que no hacen yoga porque le van a cambiar de religión. Esto no es así, la yoga es una filosofía, un estudio es una disciplina”, aclaró.

LA TRAVESÍA QUE LA LLEVÓ A EMPRENDER SU NEGOCIO

Pero no todo ha sido fácil para Tomasino, quien enfrentó un cambio de vida entre El Salvador, Alemania y Estados Unidos.

La inestabilidad e inseguridad que se vivió en el país en 1979, cuando el conflicto armado comenzaba a tomar auge, provocó el éxodo de varias familias salvadoreñas, entre ellas la de Tomasino, que emigró hacia Alemania a residir con unos parientes.

“Yo tenía apenas 7 años y en ese entonces estaba aquella inseguridad en el país. Era una niña y recuerdo que en El Salvador habían apagones de luz, cortes de agua y a veces no se podía ni comprar comida, todo estaba cerrado”, y las familias tenían que estar abastecidas con alimentos, comentó.

Ocho años más tarde regresó a El Salvador donde estudió por dos años en la Escuela Alemana, pero al evaluar las escasas oportunidades que habían en el país, sobre todo para las mujeres, optó por retornar a la nación europea.

Nuevamente en Alemania siguió con sus actividades académicas y se graduó de Administración de Empresas. Allí residió hasta que cumplió los 23 años, pues se casó con un marino estadounidense y desde entonces se radicó en el país del norte.

“Sentí que comenzó mi vida otra vez. La transición fue diferente, yo venía de otro sistema. Sentí un cambio drástico, porque los Estados Unidos es bien diferente a Europa, a Alemania, es otra cultura”, pero pese a las dificultades que enfrentó se adaptó. “Yo soy una mujer muy optimista y cuando me pongo una meta la tengo que lograr”, relató.

Ella domina los idiomas español, inglés, alemán y habla un poco de francés. En Estados Unidos, la salvadoreña obtuvo la ciudadanía y sacó una especialización en mercadeo.

En Estados Unidos trabajó en varias empresas, pero por la crisis económica que afectó a ese país en el 2008, el último lugar donde laboraba cerró, pero en ese año ya había comenzado a practicar el yoga y decidió especializarse como maestra, para emprender su propio negocio en la rama.

El Bikram Yoga se practica en un salón con temperatura cálida. Foto: Cortesía

“A veces pienso que el yoga llega a ti. A mí me invitó una amiga, probé la clase y me encantó. Decidí que esto era para mí y descubrí que esto es lo que quería ser (instructora)”, afirmó.

“En el 2008 comencé con el yoga, en el 2010 me fui a la escuela (a Las Vegas) para graduarme en Bikram Yoga y soy la primera persona de El Salvador en el mundo que se graduó en esta filosofía, en este estilo de yoga, según investigué”, dijo la compatriota.

“La yoga nunca ha sido fácil, porque la yoga es un ejercicio, una disciplina en la que tienes que aprender a controlar tu mente, tu respiración y los ejercicios. Eso lleva práctica no es un mes, es de mucho tiempo”, explicó al referirse “a que la especialización nunca termina” y ha asistido a varios países para continuar con su preparación.

Este tipo de yoga consiste en una serie de 26 posturas de las 84 originales. Foto: Cortesía

Afirma que no hay impedimento para que una persona practique el Bikram Yoga, pues, incluso, ha tenido alumnos con discapacidad física y hasta adultos mayores, “todo está en que tú te decidas a tratar de practicarlo”.

Otro de los proyectos ambiciosos que tiene Tomasino es organizar un festival del yoga centroamericano, cuya sede sea El Salvador. “Ese sería mi sueño”, subrayó.