Según lo detallado en el sitio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) —www.paho.org—, “Cada año mueren más personas por enfermedades cardiovasculares (ECV) que por cualquier otra causa”. En El Salvador, las ECV están entre las primeras 10 causas de muerte; incluso, la tasa de mortalidad de las enfermedades isquémicas del corazón, es del 106.4 %.
A dos años de iniciarse la emergencia sanitaria por covid-19, los especialistas y científicos han alertado sobre la urgente necesidad de enfocarse en las secuelas a largo plazo que enfrentan las personas que han superado la infección. Y es que el SARS-CoV-2 puede afectar de forma permanente el corazón, aunque el cuadro no haya sido tan severo.
El doctor con especialidad en Medicina Interna por la Universidad de Ciencias Médicas de Costa Rica, Mauricio Chávez, indica que debido a tales descubrimientos y a los altos niveles de comorbilidad (EPOC, diabetes, insuficiencia renal, anemia, disfunción hepática...) que existen alrededor del mundo es imperante que las personas cuiden muy bien de su sistema cardiovascular para prevenir futuras complicaciones.
Entre las ECV más comunes está la conocida como Falla cardíaca (FC) o Insuficiencia cardíaca (IC), que según la Clínica Mayo “se produce cuando el músculo del corazón no bombea sangre tan bien como debería hacerlo. Cuando esto sucede, la sangre a menudo retrocede y el líquido se puede acumular en los pulmones, lo que causa falta de aliento”, se detalla en el sitio oficial de la prestigiosa institución asistencial estadounidense.
Asimismo, destaca que “determinadas afecciones cardíacas, como las arterias estrechadas en el corazón (enfermedad de las arterias coronarias) o la presión arterial alta, dejan progresivamente el corazón demasiado débil o rígido como para llenarse y bombear sangre de forma apropiada”.
Por ello, es importante adoptar una dieta nutritiva y bien balanceada que ayude a prevenir la obesidad, mantenerse activos de forma periódica, controlar los niveles de colesterol y triglicéridos, cuidar de la presión arterial, vigilar los niveles de azúcar en la sangre y, por supuesto, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaco.
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Este conjunto de acciones contribuye a la prevención de las enfermedades cardíacas, que pueden agudizarse tras haber padecido el covid-19.
Los especialistas de Clínica Mayo resaltan que una de las mejores formas de evitar la IF es prevenir y controlar las afecciones que pueden causarla, como la enfermedad de las arterias coronarias, la presión arterial alta, la diabetes y la obesidad. De ahí la importancia de adquirir un estilo de vida saludable.
Para Chávez, en los tiempos de coronavirus no hay nada más crucial que evitar el contagio de dicha enfermedad, para contrarrestar las secuelas a largo plazo que terminan afectando las estrategias de Salud Pública de cualquier país.
Hoy más que nunca, tras conocerse el surgimiento de ómicron, la OMS enfatizó en la urgencia de acatar los protocolos de bioseguridad recomendados desde el inicio de la crisis global, que incluyen el distanciamiento físico, el uso de tapabocas y evitar las aglomeraciones.
SEÑALES QUE TE ALERTAN DE UN IC
Primero que todo, el staff médico de la Clínica Mayo informa que la IC puede ser constante (crónica) o puede comenzar de manera repentina (aguda). Algunos de los síntomas son:
* Falta de aliento durante una actividad o cuando estás acostado
* Fatiga y debilidad
* Hinchazón en las piernas, en los tobillos y en los pies
* Latidos del corazón rápidos o irregulares
* Menor capacidad para hacer ejercicio
* Tos o sibilancia al respirar constantes con moco blanco o rosa manchado de sangre
* Hinchazón del área del vientre (abdomen)
* Aumento de peso muy rápido debido a la acumulación de líquidos
* Náuseas y falta de apetito
* Dificultad para concentrarse o menor estado de alerta
* Dolor en el pecho si la insuficiencia cardíaca es producto de un ataque cardíaco