El coronavirus está dictando el nuevo protocolo para despedirse de los seres queridos ante la muerte y lo ha convertido en una despedida aún más dolorosa.
Aunque en estos días el país no registra un alto número de fallecidos por la enfermedad como en otras naciones, es un realidad latente y hay salvadoreños que siguen muriendo por razones diferentes. Debido a la crisis sanitaria es importante restringir el número de personas que asisten a funerales y agilizar cualquier tipo de ceremonia.
Ahora más que nunca existen factores que complican la vivencia de un duelo normal. Estos son la falta de compañía, la incapacidad de reunirse con la familia o amigos para compartir el luto y sentir su apoyo, los entierros distantes y discretos y en algunos casos hasta la imposibilidad de despedirse del ser amado.
Para la profesora de la Universidad Internacional de Cataluña Xusa Serra, no despedirse de un ser querido es el inicio de un duelo muy complicado de tratar, ya que la falta de ello como de rituales o no ver el cuerpo del fallecido es muy agravante.
“El duelo es un proceso natural, siempre que se cuiden las necesidades emocionales que lo envuelven, para que la persona pueda expresar los sentimientos”, mencionó Serra.
El funeral, continúa la experta, representa un reconocimiento y apoyo social para la familia. “Tener la certeza de la muerte y poder asistir a la despedida es esencial para garantizar un tiempo de duelo saludable que puede durar de dos a cinco años”, subrayó.
Incluso, la manera de cómo alguien recibe la noticia de un fallecimiento complica todo. Ella insiste en que los profesionales sanitarios deben tener especial cuidado al momento de informar.
Actualmente hay otras formas de dar el último adiós gracias a la tecnología. Con llamadas por Skype u otras redes sociales la distancia se acorta. “Hay que facilitar los pocos recursos a nuestro alcance y no generar más dolor donde ya lo hay”, explicó.
A pesar de todo, la experta reconoce que morir como resultado de la pandemia permite que los familiares de otros afectados se sientan acompañados y reconocidos con las demás víctimas. Esto es vital porque ayudaría a consolarse entre sí y sobrellevar el luto.