La piel azul es una de las características ficticias que aparece en los personajes de películas como Avatar, Megamente, X-Men: la decisión final y en los dibujos animados de los Pitufos, una cualidad que muchos suponen estar alejada de la normalidad en los seres humanos.
Sin embargo, en la historia de la vida humana se registran casos de personas que nacieron con la piel en una tonalidad azul.
Se trata de la existencia de un trastorno genético muy inusual que puede hacer que un humano presenten una piel azul, labios morados y la sangre de un tono marrón chocolate; metahemoglobinemia es el nombre que recibe
Este trastorno produce una alta cantidad de metahemoglobina, una forma de hemoglobina, la molécula en los glóbulos rojos encargada de transporta y distribuye el oxígeno al cuerpo.
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Cuando se produce la metahemoglobinemia, la hemoglobina sí conduce el oxígeno, pero es incapaz de liberarlo de manera efectiva en los tejidos corporales.
Las causas de esta enfermedad genética es hereditaria, existen dos tipos, el primero es que ambos padres la transmitan, por lo general, portan el gen que la provoca pero ellos pueden no padecerla.
La segunda metahemoglobinemia congénita es por defectos en la proteína de la hemoglobina, un progenitor basta para transmitirle a su hijo el gen anormal.
Pero además del factor genético, este transtorno es más común al ser adquirido debido a la ingesta de ciertos medicamentos y sustancias químicas, por ejemplo: anestésicos, nitrobenceno, cloroquina y aditivos para evitar carnes dañadas.
Una persona puede tener metahemoglobinemia a través de envenenamiento por plata, conocido de manera popular como argiria, la enfermedad producida por la exposición prolongada a la plata, la reacción a ello es una piel en tonalidad gris y azul.
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El caso en Kentucky
Martin Fugate, un hombre de origen francés, fue el protagonista del caso más popular de metahemoglobinemia en Estados Unidos. Este poblador de piel azul contrajo matrimonio con Elizabeth Smith, descendiente de los Apalaches de la zona de Kentucky.
Sin saberlo, ambos eran portadores de la rara condición genética, la cual se la pasaron a cuatro de sus siete hijos.
La familia de Fugate vivió aislada por seis generaciones en las colinas del estado ubicado al sureste del país norteamericano.
A pesar del trastorno, los descendientes de Fugate vivieron entre 80 a 90 años, sin presentar graves problemas de salud.