Muchos de seguro se han preguntado si es necesario o no sacar las cordales. La respuesta que dan muchos odontólogos es sí, porque aunque hayan salido correctamente son de difícil acceso y por lo tanto con el tiempo son atacadas por las caries o enfermedades periodontales e incluso pueden dañar los molares vecinos.
Según la Revista Dental, las cordales son el tercer molar y aparecen entre los 17 y 21 años, aunque puede ocurrir antes o después de ese intervalo de edades. Se les conoce comúnmente como muelas del juicio y las llaman así porque en el momento que salen, los jóvenes tienen un “juicio” más desarrollado.
Estas se encuentran al final de cada arcada dental y se dice que son un vestigio de la evolución humana y tienden a desaparecer, debido a que en los homínidos (primate más próximos al ser humano) su mandíbula era más larga y necesitaban más molares para masticar, pero a medida que se evolucionó y con la incorporación del fuego, los alimentos se comían más blandos y por ende la mandíbula se desarrolla menos, y no hay espacios para terceros molares.
Es decir, que al no existir espacio, las cordales encuentran obstáculos naturales para la erupción (salida), como son la rama ascendente de la mandíbula o el segundo molar que las obliga a impactarse haciendo que se inclinen.
Para advertir lo que pasa con las muelas del juicio es necesario ir con el odontólogo con el fin de que evalúe si tienen el espacio suficiente, si crecen torcidas o existe otro problema. Una radiografía le permitirá al profesional conocer con exactitud lo que va a pasar.
Por su parte, la American Dental Association (ADA) responde a otra de las interrogantes que muchos se hacen: ¿puedo conservar mis muelas del juicio? La ADA detalla que las cordales que no se sacan deben ser vigiladasdebido a que existe un potencial de desarrollar problemas más tarde. Si las tienes y no te han causado ningún malestar, limpia con hilo dental y visita al odontólogo con frecuencia.