Por miedo, por intranquilidad o costumbre duermes con la luz encendida sin imaginar las repercusiones negativas que tiene este hábito.
Hay un sinfín de investigaciones que argumentan por qué no debes acostarte con una bombilla encendida, ni aparatos electrónicos cerca, y en este artículo encontrarás las razones más importantes para no seguir haciéndolo.
¿Listo?
Para profundizar en el tema hay que conocer ciertos términos, como el ciclo circadiano.
Según los científicos, estos lapsos duran un poco más de 24 horas y son “nuestra respuesta evolutiva a la luz y la oscuridad”. Por consiguiente, en presencia de la luz, el ser humano es capaz de liberar hormonas para saber que es momento de levantarse y en la oscuridad sucede lo mismo: el cuerpo suelta melatonina (hormona que interviene en el ciclo natural del sueño) para entender que es tiempo de descansar.
Y la cantidad de luz natural o artificial que reciba el cuerpo será clave durante el proceso para ir a reposar. Entre más iluminación, más difícil será que una persona entre en el sueño no REM, ese que es el más profundo. Ello provocará que existan menos fases de sueño restaurador.