¿Te comes las uñas? Así puedes dejar ese mal hábito de una vez por todas

Además de un pésimo aspecto estético, esa 'manía' puede ocasionarte serias complicaciones de salud.

descripción de la imagen
La onicofagia puede provocar infecciones severas y causar desfiguración permanente de las uñas. FOTO EDH/ PIXABAY

Por Mireya Amaya

2020-08-04 12:15:43

La onicofagia es el impulso de comerse las uñas de las manos. Un hábito, que de acuerdo con el portal médico WebMD, desarrollan la mitad de los niños y jóvenes, pero incluso también algunos adultos. Aunque estos últimos con certeza iniciaron en su juventud y nunca se detuvieron.

Aunque no hay nada seguro, algunos científicos creen que esta conducta podría tener un origen genético, ya que si los progenitores se muerden las uñas, sus hijos tienen altas probabilidades hacerlo igual. “Los estudios demuestran que esto sucede incluso si los padres dejan de hacerlo antes de que nazca su hijo”, detalla el citado portal.

¿Entonces qué causa este hábito?
De acuerdo con los expertos en Psychologytoday.com, este hábito se asocia con la ansiedad, porque el acto de masticar las uñas alivia la tensión. Por otro lado también es signo de estrés emocional o mental, por lo que tiende a aparecer en personas nerviosas o deprimidas. Esta es una forma de lidiar con estos sentimientos.

LEE TAMBIÉN: ¿Están sanas tus uñas?

Algunas alteraciones del sistema nervioso producidos por traumas y desajustes emocionales de tipo familiar, maltratos, humillaciones, autoestima baja, sentimiento de culpa y necesidad de autocastigo también pueden provocar esta conducta, según el sitio psicologiaymente.com.

Otros también lo hacen al sentirse aburridos, hambriento o inseguros. Además esto ocurre de manera automática, sin pensar en ello.

¿Por qué debes detenerte?
Cualquiera puede pensar que morderse las uñas no puede causar daños permanentes y serios; sin embargo tiene consecuencias estéticas y emocionales por la apariencia de las manos. Quienes lo hacen suelen esconderlas, pues les da vergüenza que alguien las mire.

Los siguientes son algunos de los daños que esto causa, según WebMD:
– Tus uñas pueden crecer de forma extraña. Al dañar el tejido que rodea las uñas, pueden dejar de crecer como deberían, dándoles un aspecto anormal.

– Podrías dañar tus dientes y mandíbula. Al morder la uña puedes dañarte los dientes e incluso causar problemas en la mandíbula, ya que esta se ve forzada a una posición que la perjudica.

– Puedes enfermarte. En las manos suelen acumularse muchos gérmenes, y las uñas son su escondite perfecto. De ahí que al morderte constantemente aumentan las posibilidades adquirir enfermedades. Por otro lado, el daño en la piel también facilita la entrada de gérmenes.

Algunos remedios que la gente emplea para evitar este problema son aplicarse esmaltes, ajo e incluso salsa picante. FOTO EDH/ PIXABAY

Prueba estas estrategias
Abandonar este mal hábito requiere de tiempo y esfuerzo, pero en definitiva es posible. Y aunque tampoco verás resultados instantáneos, te animamos a esforzarte por conseguirlo. Para ello puedes probar lo siguiente.

– Mantén las uñas cortas. Eso impedirá que sientas satisfacción al intentar morderlas.

– Cúbrelas con un producto de mal sabor. Existen esmaltes especiales para este, que tienen un sabor amargo. Otros recurren a frotarse ajo y aceite, pimienta de cayena o salsa picante, de manera que el aroma y sabor los haga pensar dos veces antes de llevarse los dedos a la boca.

– Usa guantes o cúbrelas con curitas. Esto puede funcionar, ya que si no tienes acceso a tu uñas no podrás morderlas.

TE PUEDE INTERESAR: ¿Manos irritadas por el uso excesivo de alcohol gel? Un especialista te dice cómo evitar ese problema

– Identifica el o los desencadenantes. Cuando te muerdas las uñas detente a pensar cómo te sientes o qué te ha impulsado a hacerlo. Una vez identificada la causa, puedes buscar formas de enfrentarlas.

– Mantente ocupado. El portal goodhousekeeping.com sostiene que una buena manera de evitar morderse las uñas es involucrarse en otra cosa con las manos o la boca para canalizar esa energía hacia otro comportamiento, como por ejemplo comer chicle o bien entretenerte con alguna afición como la pintura.