Enojo, el gran enemigo de tu salud

Todos nos enfadamos más de alguna vez, y de acuerdo con los expertos, ese sentimiento es parte de las emociones básicas del ser humano, como la alegría o la tristeza. El problema surge cuando el mal humor se vuelve permanente

descripción de la imagen

Por Mireya Amaya

2019-03-04 6:10:11

Con certeza, en más de alguna ocasión has escuchado la expresión: “El que se enoja pierde”. Pues bien, esa afirmación tan común no hace más que confirmar el hecho de que cuando una persona no sabe controlar su disgusto afecta su salud, puede perder amistades, el trabajo e incluso su familia.

Ira, cólera, irritabilidad, rabia, furia, enfado, exasperación, etc., los sinónimos son muchos, y de acuerdo con la Asociación Americana de Psicología, “el enojo es una emoción humana totalmente normal y, por lo general, saludable”, que tendemos a experimentar en un grado u otro, a diario. A veces puede ser algo rápido, como cuando alguien te interrumpe en algo muy importante; otras veces puede ser un episodio tan intenso en el que apenas te reconoces.

¿Pero qué ocurre cuando el enfado se convierte en algo cotidiano y la persona se vuelve intratable, porque todo le molesta?

En una entrevista para el sitio bustle.com, la psicóloga Michele Barton explica que cuando un individuo se enoja se producen cambios mentales y físicos en su cuerpo, lo mismo que cuando se experimenta alegría o tristeza.

Síndrome de Hikikomori, encerrados entre cuatro paredes por su propia voluntad

“Hay una liberación mayor de lo normal de diferentes hormonas y neurotransmisores, por lo que el cuerpo está abrumado debido a la acción de la adrenalina y otras sustancias químicas que crean la emoción que las personas sienten físicamente cuando están enojadas”, explica Barton, y agrega que dichas sustancias también afectan el cerebro, haciendo que actúe de manera diferente.

¿Qué provoca en tu cuerpo?
Cuando el disgusto va más allá de ser algo ocasional, y pasa a ser un estado constante o particularmente intenso, se puede convertir en algo perjudicial. “Los efectos en el cuerpo son muy similares a los de las personas que experimentan ansiedad a largo plazo”, dice la doctora Barton.

Según indica la profesional, todos esos cambios que tienen lugar en el cuerpo cuando estás enojado están destinados a ser de corto plazo. No obstante, cuando el enfado persiste por más tiempo, dichos cambios comienzan a afectar todos tus órganos.
De esta forma, pueden aparecer problemas digestivos, dolor de cabeza, insomnio, ansiedad, depresión y problemas de piel como eczema.

A lo anterior se suma el desarrollo de enfermedades coronarias, según indica un estudio disponible en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. En este, se advierte sobre el impacto directo de la ira sobre las enfermedades cardiovasculares, pues cuando esto ocurre hay una liberación excesiva de hormonas del estrés que pueden provocar problemas vasculares y trastornos del ritmo cardíaco.

El mismo documento indica que el enfado puede contribuir a la adopción de un estilo de vida poco saludable como fumar, el consumo de alimentos con alto contenido calórico, así como de alcohol y cafeína. Esto sin duda es un punto de partida para el aparecimiento de la obesidad y la diabetes de tipo 2.

Otro riesgo que se suma a la lista es el de accidentes de tráfico. Hoy en día, es fácil enojarse mientras se conduce, de hecho una investigación sobre este tema demostró que los conductores enojados se involucran en conductas agresivas y peligrosas, lo que puede llevar a perder el control del vehículo y tener consecuencias fatales.

¿Qué hacer?
Si no manifestamos la rabia, esta tiende a acumularse. Por lo general, “las mujeres tienen más problemas para exteriorizar la emoción de rabia que los hombres, ya que en el caso del sexo femenino está peor visto manifestar este tipo de emociones”, afirma a efesalud.com la psicóloga española Nuria Javaloyes.

La Clínica Mayo destaca que enojarse no siempre es malo. De hecho, explica que puede ayudarte a compartir tus preocupaciones, a evitar que los demás te pasen por encima e incluso motivarte a hacer algo positivo.

Este punto es apoyado por Javaloyes, quien agrega que dicho sentimiento también nos ayuda a adaptarnos y a proteger lo que es nuestro.

Científicos identifican el tipo de “secreto” que más atormenta a una persona

La clave de todo ello es, desde luego, manejar la ira de forma saludable. Ya que según explica la especialista, “muchas veces pagamos nuestra ira contenida con quien más confianza tengo y con quien menos se lo merece”.

Ante esto, una recomendación de Javaloyes es practicar deportes, como boxeo, zumba o body combat, que además del beneficio físico, ayudan a que el nivel de enojo disminuya y te permiten ser más asertivo con los demás.

Toma nota
La Clínica Mayo también recomienda:
1. Piensa antes de hablar
En un momento de enojo, es fácil decir algo de lo que luego te arrepentirás. Tómate unos momentos para ordenar tus pensamientos antes de decir algo, y permite que las otras personas involucradas en la situación hagan lo mismo.

2. Tómate un tiempo para reflexionar
Algunos momentos de tranquilidad pueden ayudar a que te sientas mejor preparado para manejar lo que sucederá después sin irritarte o enojarte.

3. Practica técnicas de relajación
Cuando te sientas exasperado, pon en práctica las técnicas de relajación. Practicar ejercicios de respiración profunda, imagina una escena relajante o repite una palabra o una frase que te tranquilice, como «Tómalo con calma». También puedes escuchar música, escribir un diario o practicar algunas posturas de yoga: lo que sea necesario para relajarte.