Procrastinación, un hábito que te roba el tiempo y te hace menos productivo

Este acción, conocida también como dilación o postergación, por lo general implica ignorar una tarea importante y difícil en favor de una más placentera o más fácil.

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Foto Shutterstock

Por Osmín Monge

2018-10-21 4:46:05

Es viernes por la tarde y el reloj no se detiene. Estás trabajando con afán y a toda prisa para terminar la tarea que se te encomendó desde hace varios días. En ese momento de angustia y de preocupación te insultas en silencio por no haberla hecho antes. Sientes que esa situación te aplasta lentamente.

¿Cómo pasó esto? ¿Qué salió mal? ¿Por qué esperaste hasta último momento?

A lo mejor ocupaste mucho tiempo para revisar las redes sociales, no te percataste de que los minutos corrían durante tus descansos para tomar café, pasaste buen rato disfrutando videos en Youtube o te distrajiste hablando en el pasillo con algún compañero. Dicho en otras palabras, perdiste el tiempo en tareas de poca importancia.

Lo antes descrito es un claro ejemplo de lo que es la procrastinación, conocida también como dilación o postergación, que es el hábito de retrasar una tarea importante, usualmente enfocándose en actividades menos urgentes, más agradables y más fáciles.

¿Eres un procrastinador en la oficina?

Es la acción o mal hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes.

Las personas no solo postergan las obligaciones laborales, sino también actividades hogareñas, en los estudios o en aquellas relacionadas con el ámbito personal. Por ejemplo, se puede procrastinar al hacer una tarea escolar, llamar a un familiar que está lejos, limpiar la casa, organizar la refrigeradora, sacar a pasear al perro e, incluso, al terminar un relación conflictiva.

ILUSTRACIÓN EDH / Choco Santos

“Muchas acciones o tareas cotidianas se tardan en realizarse simplemente porque el esfuerzo necesario para hacerlas es mayor que la motivación misma”, expresa el psicólogo Santiago Salamanca.

El especialista dice que los procrastinadores suelen afirmar que se desempeñan mejor bajo presión, sin embargo la mayoría de veces esa es solo una forma de justificar la postergación de las acciones.

“La dilación también implica cierto grado de autoengaño. Y es que en la mayoría de los casos las personas están conscientes de sus acciones. Desafortunadamente, el entorno donde usualmente se trabaja promueve este mal hábito al proporcionar una interminable gama de distracciones”, asegura Salamanca.

Y añade que la dilación se confunde a menudo con la pereza, sin embargo, reitera que ambos términos son diferentes.

“La primera es un proceso activo, en el cual se elige hacer otra cosa en lugar de la tarea que sabe que se debe hacer; en contraste, la pereza sugiere apatía, inactividad y falta de voluntad para actuar”, explica el psicólogo.

Caer en las redes de la procrastinación puede tener serias consecuencias. Incluso los episodios menores de postergación pueden hacer sentir culpables o avergonzadas a las personas; pueden llevar a una reducción de la productividad y hacer que se pierda el logro de los objetivos.

“Si demoramos un largo período de tiempo en realizar una tarea podemos desmotivarnos y desilusionarnos con nuestro trabajo, lo que puede llevar a la depresión e incluso a la pérdida del empleo, en casos extremos”, advierte la licenciada Beatriz Ruano, coach motivacional y especialista en administración del tiempo.

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La mala organización del trabajo también puede llevar a la dilación. Está comprobado que las personas organizadas superan esta situación con éxito porque utilizan listas de tareas priorizadas y crean horarios efectivos.

Aunque parezca mentira, los perfeccionistas son a menudo procrastinadores. Con frecuencia prefieren evitar hacer alguna tarea porque sienten que no tienen las habilidades para hacerla, que hacerlo de manera imperfecta.

Otra causa importante de la dilación es la inseguridad, ya que si una persona no puede decidir qué hacer es probable que posponga la acción y termine tomando malas decisiones.

¿Eres un procrastinador en la oficina?

Es la acción o mal hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes.

EVITA EL MAL HÁBITO

Según la coach motivacional Beatriz Ruano, la dilación es un hábito y un patrón de comportamiento profundamente arraigado. Esto significa que no se puede romper de la noche a la mañana. Los hábitos solo dejan de serlo cuando se evita practicarlos, así que es útil probar las estrategias que se detallan a continuación para darte la mejor oportunidad de triunfar.

* Comprométete con la tarea

Enfócate en hacer, no en evitar. Escribe las tareas que necesitas completar y específica un tiempo para realizarlas. Esto te ayudará a abordar proactivamente tu trabajo.

* Pídele a alguien que te controle

¡La presión de grupo funciona!
Solicítale a un compañero que te ayude a controlar tu tiempo.

* Actúa a tiempo

Aborda las tareas tan pronto como surjan, en lugar de dejar que se acumulen para el otro día.

* Solo cinco minutos

Cuando no tengas ganas de emprender una tarea, haz un pacto contigo mismo: hacerla únicamente durante cinco minutos. Lo curioso de todo es que, transcurrido ese tiempo, continuarás con la tarea. Cuando menos sientas la habrás terminado con éxito.

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* Minimiza las distracciones

Desconecta tu correo electrónico y redes sociales, y evita sentarte cerca de un televisor mientras trabajas.

 * Trabaja en un ambiente adecuado

Labora en un espacio bien iluminado, sin elementos distractores, pero con factores que te llenen de inspiración y mantengan tu estado de ánimo bien en alto.  Coloca alguna imagen o frase motivadora frente a ti.

* Perdónate por procrastinar en el pasado

Estudios demuestran que el perdón a uno mismo puede ayudar a sentirte más positivo contigo mismo y reducir la probabilidad de postergación en el futuro.

* Date una recompensa

Si completas una tarea difícil a tiempo recompénsate con una golosina o un café. ¡Y asegúrate de notar lo bien que te sientes al terminar las cosas!

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