Después de algún tiempo entrenando en el gimnasio ya has elaborado una rutina y un ritmo con los que seguramente te sientes cómodo y contento de haberlos logrado. Pero justo en ese momento cuando sientes que dominas a la perfección tus ejercicios y que tu cuerpo ya se ha acostumbrado puede ser la mejor hora de cambiar.
“El tiempo de adaptación de cada cuerpo a un entrenamiento es distinto, no obstante se recomienda cambiar de rutina aproximadamente cada cuatro semanas. ¿Un consejo? No hace falta que cambies el ejercicio como tal, sino que puedes probar con, por ejemplo, introducir una carrera de 5 km entre tus entrenamientos habituales; practicar natación durante una semana mientras haces una pausa de tus ejercicios de rutina; o bien, aumentar la intensidad de tus entrenamientos con aumentar unos kilos a tus pesas durante dos días a la semana”, recomienda la revista Women’s Health.
Estrés y nutrición, enemigos vinculados
1. Aburrimiento
Ejercitarse ya de por sí es difícil para algunas personas, que necesitan tener constantes estímulos para continuar haciéndolo. Cuando ya has aprendido una técnica de entrenamiento y la dominas a la perfección puedes caer en el aburrimiento y peligra que abandones el gimnasio. Los expertos recomiendan que en cuanto a ejercicio se refiere es importante que comiences por los que más te gusten y disfrutes. Si te obligas a realizar los que no disfrutas no durarás mucho tiempo. Por eso piensa en todas las múltiples opciones que existen de entrenamiento, si te aburres vete con un grupo de amigos, además de que se van a divertir habrá una motivación de unos a otros. Eso sí, no debes distraerte con exceso en conversaciones ni perder tus objetivos de mejorar tu salud y la figura de tu cuerpo.
2. Tu cuerpo deja de esforzarse
Si llevas años levantando la misma cantidad de peso, con las mismas mancuernas o barras y de la misma forma, definitivamente es tiempo de cambiar para obtener resultados diferentes. Cuando llevas demasiados periodos ejercitándote de la misma forma tu sistema muscular se acostumbra y probablemente tomará una misma forma. No verás ninguna evolución. De la misma manera ocurre cuando practicas cardiovascular. Tu cuerpo se acostumbra a utilizar cierta cantidad de energía y a quemar la misma cantidad de calorías, según la revista Women’s Health. En este sentido, la recomendación es variar. No es necesario que hagas cambios drásticos si no te gusta. Puedes cambiar utilizando pesas con más libras (variar en la semana), la forma en que las usas, los tipos de músculos que trabajas, etc.
3. Trabajar bien los músculos
Es frecuente escuchar entre pasillos de gimnasios que si no cambias de rutina cada semana o mes tus músculos se acomodan y dejan de crecer. Para la revista digital Fitness Real, esto no es más que un mito falso. “Al músculo no se le puede confundir. Hay que ir cambiando de idea respecto a eso de forma urgente. El crecimiento muscular es adaptación. Querer buscar alternativas para evitar la adaptación es, por definición, buscar alternativas para reducir los resultados”, dice la publicación. Si bien es cierto que cada cierto tiempo debes analizar si tu tabla de entrenamiento te funciona, no es necesario cambiarla en periodos demasiado cortos. En su lugar debes preocuparte por realizarla correctamente y tener una estrategia definida.
4. No alcanzar los objetivos
Una de las razones más importantes para que cambies tu forma de trabajar el cuerpo es si te sirve para lograr tus metas. Cada rutina te dará resultados diferentes. Para definirla antes debes tener muy claro tus objetivos, que pueden ser bajar de peso, ganar masa muscular, tonificar, obtener mayor resistencia o trabajar áreas específicas, por ejemplo.
Idealmente un entrenador profesional de gimnasio debe crearte una tabla personalizada. Si sientes que los ejercicios que estás haciendo no van acorde con lo que quieres lograr debes cambiarla de inmediato.