Mito o realidad ¿Los hombres siempre están dispuestos al sexo?

Siempre ha sido un mito, pero depende mucho de cada persona. Conoce los diferentes factores que han descubierto los expertos y por los que a veces a ellos no les apetece tener relaciones sexuales.

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Foto Por Pixabay

Por EFE

2019-01-04 9:01:04

Aunque la práctica sexual libere endorfinas -neurotransmisores- y esto ayude a disminuir el estrés rápidamente, lo más habitual es que la inmensa mayoría de los hombres lleguen a casa con el agotamiento propio del ajetreo sociolaboral, por lo que ni siquiera se plantean la posibilidad de tener relaciones sexuales, ni solos ni acompañados.

La rutina en las relaciones íntimas es otro de los motivos que lleva a la pérdida del deseo sexual, así como los problemas de pareja enquistados, la falta de comunicación de tú a tú, el distanciamiento, las discusiones, los conflictos,  el sempiterno pitidito del teléfono móvil o las ineludibles obligaciones familiares.

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El deseo sexual también se ve mermado por las enfermedades orgánicas como los trastornos del tiroides o los niveles altos de prolactina -hormona que en los hombres inhibe el deseo sexual-, así como por el déficit de testosterona, habitual en la andropausia masculina:

“Alrededor de un 80% de los hombres comienzan a sufrir un descenso de su capacidad sexual a partir del medio siglo de vida, más aún a medida que avanzan hacia la vejez. Disminuyen su vigor físico, su fertilidad o su rendimiento sexual, y aparecen, además, alteraciones en su comportamiento social”, apunta el doctor José Benítez Molina, especialista en sexualidad masculina y director médico de Boston Medical Group.

“Tanto la disfunción eréctil como la eyaculación precoz generan, a la larga, asociaciones negativas con la relación sexual de pareja, dos incapacidades que tienen solución pero que provocan vergüenza y frustración, sentimientos que pueden desencadenar, a su vez, en una pérdida del interés y del deseo sexual”, subraya.

Algunos medicamentos, como los antidepresivos, y algunos fármacos para la hipertensión y para la próstata se asocian a la falta de la libido masculina.