En más de una ocasión escuchaste que tus padres te dijeron: “Yo a todos mis hijos los amo por igual” y, a lo mejor, trasladaste esas mismas palabras a los tuyos para que ninguno se sintiera menos que otro.
En torno a ese sentimiento se ha creado el pensamiento que por más hijos que tenga una pareja, nunca habrá nadie porque que tengan preferencia y se convierta en “la niña de tus ojos”. Sin embargo, estudios científicos han concluido que “el amor igual para todos” no es tan cierto como parece y que inconscientemente siempre habrá alguien que sea el favorito.
Un estudio publicado en el Journal of Family Psychology examinó a 384 familias en las que los hermanos nacieron con cuatro años de diferencia. El 74 % de las madres y el 70 % de los padres exhibieron un trato preferencial hacia uno de los hijos.
También:¿Cómo afrontar los estudios en casa con los hijos?
La psicóloga Valeria Sabater, declaró a El País que este sentimiento de preferencia no es del todo negativo y califica “normal” que alguno los padres tengan prioridad por uno u otro hijo y que no necesariamente sea el mismo.
Algunas de las razones que explica Sabater son personalidad de padres e hijos, cumplimiento de sueños frustrados, afinidad, edad o necesidades puntuales de ambos. Sin embargo, el favoritismo comienza a ser dañino cuando esta parcialidad es persistente y duradera.
“Cuando los progenitores empiezan a profesar un tratamiento diferente sobre uno de los niños, ensalzándolo, moldeándolo y dirigiendo sobre él todos los sueños, elogios y atenciones, estamos ya ante ese fenómeno denominado como el niño trofeo”, aseguró.
Te puede interesar: FOTOS: María Elisa Parker se separa de su hijo por una poderosa razón
¿Cómo combatir ese sentimiento?
De acuerdo con la publicación del mismo medio, la psicóloga Amy Morín recomienda que lo primero que deben hacer los padres es aceptar que tienen una inclinación hacia uno de sus hijos.
De igual manera, sugiere que los progenitores procuren pasar un tiempo equitativo con sus hijos y que las reglas deben ser las mismas para todos, al igual que las consecuencias por malos actos, o a la hora de conceder privilegios.