Cada 19 de octubre se celebra el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, una iniciativa establecida por la Organización Mundial de la Salud, y en este marco, Alexia Funes comparte su testimonio, ese que se repite una y otra vez entre mujeres que se ven afectadas por esta enfermedad.
“Si para algo sirven estas cosas, es para dar un mensaje de esperanza”, con esta frase inició la entrevista con Alexia, de 36 años, madre de tres hijos varones, quien sintió cómo se derrumbaban sus planes al recibir la impactante noticia.
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El temor a padecer cáncer acompañó a Funes por mucho tiempo, a causa de la muerte de su padre por esta enfermedad, cuando ella era aún una niña. “En mi familia ha habido bastante cáncer y era un temor muy grande que yo tenía en mi vida; creo que también Dios permite esas cosas para que uno enfrente también sus miedos”, declaró.
Todo esto ocurrió en un momento crítico, durante la pandemia de coronavirus, un momento en el que todo el mundo se detuvo: “En marzo me sentí un bulto en un seno, pero yo estaba con muchísimo trabajo y en eso vino la pandemia, nos encerraron por completo y mi esposo quedó fuera de la frontera”.
Fue hasta el mes de mayo que asistió a un chequeo. “A mi ginecólogo no le gustó el bulto que yo me sentía en el seno (…) de hecho, yo ya había tenido un bultito en el otro pecho, pero había sido benigno gracias a Dios”, sostuvo. En el pasado, cada sospecha era salir “corriendo al médico” y todo resultaba bien; hasta que el momento que tanto temía llegó.
“El radiólogo me mandó a hacer una mamografía (…) pero había que hacer biopsia porque todavía era sospechoso y no confirmado en la mamografía. Me mandaron donde un oncólogo, que es mi médico actual y a quien quiero mucho, y entonces ya él me hizo la biopsia”, relató.
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Pronto se descubrió que el tumor podría tener partes benignas y partes malignas, por lo que fue extirpado por completo.
Funes sentía un cúmulo de emociones. “Pensé que el mundo se acababa (…) mi vida se paró, yo dije: ‘ya no puedo continuar con ningún sueño, quizás aquí tengo que ver bien a mis hijos, porque quizás este es el final”, dijo, pero esta etapa pronto pasó.
“Primero gracias a la vida de oración, la relación con Dios, la relación con mi familia, con mi esposo, mi mamá, mis suegros y también las experiencias de otras mujeres fue lo que a mí me fue quedando. Ver esta prueba como algo positivo, como algo de lo que voy a salir adelante, de lo que voy a salir victoriosa”, expuso.
Luego Alexia tomó una decisión sumamente importante, se realizó una doble mastectomía: “Ahí se fue todo el cáncer de mi cuerpo gracias a Dios, pero igual tengo que someterme al tratamiento completo”.
UN CAMBIO SIGNIFICATIVO
Funes recuerda cada uno de los instantes de mayor importancia: “A principios de mayo me quitaron el tumor, el 18 de mayo me hicieron la mastectomía, el 22 de mayo me dieron un diagnóstico, cuando ya estaba totalmente cicatrizada, el 16 de julio comencé con mis quimioterapias… y en enero me toca radiación”.
Aunque ya no tiene ningún tumor en su cuerpo, debe realizarse un tratamiento preventivo, pero todo esto tiene como objetivo alargar la vida del paciente y para estar seguros que no habrá ninguna otra formación: “Y lo hago con esa mentalidad, con esa fuerza de que lo estoy haciendo por un bien mayor”.
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Cuando se le preguntó ¿cómo se siente vivir con este diagnóstico? respondió: “Es duro, es difícil, pero también uno saborea muchas cosas, que quizá antes daba por hecho. Uno dice: ‘yo no quiero ser la persona sin pelo, no quiero ser la vecina de la que todos están pendientes’. Uno lo agradece y se es feliz con el amor que uno recibe, pero uno cambiaría eso por estar completamente sana”.
Además del apoyo de su familia y allegados, ella recibe dirección espiritual y ha asistido un par de veces con una psicóloga. Pero sin duda alguna, lo más importante para las mujeres que pasan por esta experiencia es contar con el respaldo de otras féminas que están viviendo en carne propia la enfermedad o que ya la han superado.
El mensaje que Alexia tiene para aquellas mujeres que están pasado por esta situación es: “Somos más fuertes de lo que nos imaginamos, Dios siempre tiene un plan grande para nosotros y somos inmensamente amadas. Vivir cada día vale la pena y hay que hacerlo con intensidad, con amor y alegría, que nunca se nos quite la alegría”.
Para concluir, señaló que las diversas actividades que se realizan en el marco del Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama son muy importantes, ya que se genera una comunidad muy importante. “Algo que he descubierto y que vale la pena mencionarlo, es que todas las que han pasado por esto quieren apoyar, es una comunidad lindísima que se ha hecho, de guerreras sobrevivientes (…) las que estamos pasando por esto no estamos solas”, destacó.