Puede sonar un poco tortuoso sumergir el rosto en agua helada y más si es lo primero que tenemos que hacer al despertarnos, pero se ha comprobado que esta practica genera resultados sensacionales para el cutis. Son muchas personas las que recurren a este gélido ritual de belleza para mejorar el aspecto de la tez.
Pero ¿hay que empezar el día limpiando el rostro con agua fría? “Preferiblemente sí”, indica el Dr. Mauricio Perdomo, experto en rejuvenecimiento y armonización facial. “Esto hace que los poros se cierren y mejore la circulación en el rostro. Disminuye el enrojecimiento, calma la inflamación en el caso de tener acné y ayuda a relajar los músculos en las personas que ya presentan arrugas en esta zona”, señala el experto.
Por el contrario advierte que el agua caliente dilata los poros, aumenta el enrojecimiento del rostro y acelera el aparecimiento de granos. Los poros sellados evitan que la suciedad entre en tu piel. Menos suciedad y aceite equivale a una piel radiante y saludable.
El agua fría también tiene otros beneficios en el cuerpo. Despierta el cerebro, acelera el ritmo cardiaco, sube el consumo de oxigeno y energía. Por lo que también se recomienda una ducha fría para empezar el día.
Ahora que sabemos los beneficios del agua fría ¿qué pasos debemos seguir luego de lavar el rostro a bajas temperaturas? “Siempre es bien importante secarse bien el rostro, no dejar rastros de agua, luego aplicarse cualquier crema hidratante y posteriormente un protector solar. Por la noche un hidratante o seguir una rutina recomendada para manchas, acné o cualquier otra indicación medica”, agregó el Dr. Perdomo.
El agua fría ha sido aliada de las celebridades en todo el mundo. Recientemente la presentadora de televisión Luciana Sandoval reveló que ella inicia su día enfrentándose al agua fría. “Lo primero que hago al levantarme es lavarme el rostro con agua fría, lavarme los dientes y a la ducha, aplico la rutina de cuidado del rostro y luego los productos corporales y a cambiarse, me maquillo para el programa y ya”.
La modelo e influencer Vanesa Velásquez coincide con Sandoval en recurrir al agua fría. “Lo primero que hago al despertar es lavarme la cara con agua fría. Luego tomo mi desayuno sin café, no soy amiga de la cafeína. Después hago un poco de ejercicio, respondo correos y luego atiendo las diferentes obligaciones que tenga ese día. En mi rutina de belleza me enfoco bastante en el rostro”, reveló Velásquez en una entrevista a elsalvador.com.
Las bajas temperaturas también favorecen a los productos que utilizamos en el rostro. El Dr. Perdomo asegura que es recomendable guardar algunos productos de belleza en el refrigerador. “Es buena idea tenerlos en la puerta del refrigerado para que estén fríos sin llegar al punto de congelación. Pueden ser las cremas para el contorno de ojos y las cremas hidratantes. El frió ayudará a reducir la hinchazón y combatir las bolsas y ojeras. Pero siempre es bueno consultar las indicaciones para cada producto”, explica el experto.
Otros cosméticos que se pueden guardar en frío son el tónico y las brumas faciales que se usan para calmar y refrescar la piel y que resultarán más agradables si están frescos. Si lo haces, déjalos allí siempre, porque romper la cadena de frío, podría alterar su fórmula.
Otras técnicas con agua fría.
El agua a bajas temperaturas también se utiliza en otras latitudes geográficas como secreto de belleza. Los surcoreanos son reconocidos a nivel mundial por sus técnicas y productos para el cuidado de la piel. Una de las tendencias más afamadas del K-beauty es el “jamsu”, que significa sumergir en agua y se trata justamente de eso, de zambullir el rostro en agua fría para conseguir fijar el maquillaje, lograr un acabado perfecto, sin brillo y que dure todo el día.
El primer paso para realizar el “jamsu” es limpiar el rostro e hidratarlo; luego, aplicar la base de maquillaje y el corrector habitual sobre ojeras e imperfecciones. Posteriormente, colocar polvo traslúcido en todo el rostro hasta adquirir el tono deseado. Luego se coloca un recipiente con agua muy fría, lo suficientemente grande para que quepa el rostro.
Se sumerge la cabeza en el agua hasta que todo el contorno del rostro quede cubierto, sin llegar a las orejas. Esto por un lapso de 15 a 30 segundos. Completado este tiempo, debes retirar el rostro del agua, esperas unos pocos segundos y procedes a secarte muy suavemente con una toalla, solo haciendo unos toques sobre nuestro rostro para absorber el líquido restante. Una vez finalizado todo este proceso y con la base sellada, continuas aplicando el resto del maquillaje en los ojos, mejillas y labios. El resultado será un maquillaje con la textura muy suave, con un acabado mate aterciopelado.