Rodrigo Miguel se describe como un salvadoreño de ascendencia palestina nacido en Estados Unidos, es hijo de una pareja de connacionales que emigraron a tierra norteamericana durante el conflicto armado.
A sus 26 años, este talentoso joven destaca en la industria de la moda en Estados Unidos. Desde hace un año se convirtió en embajador de una de las firmas de mayor prestigio a nivel mundial.
Miguel es diseñador de accesorios para hombres de Michael Kors, actualmente diseña bolsones y maletines casuales, maletas y atachés profesionales, billeteras, cinchos y gorros para esta prestigiosa firma que está presente en 50 países y cuyas tiendas están ubicadas en las ciudades más importantes del mundo como Nueva York, Beverly Hills, Chicago, Londres, Milán, Paris, Múnich, Estambul, Dubái, Seúl, Tokio, Hong Kong, Shanghái y Rio de Janeiro.
Desde muy joven, su talento y pasión por el diseño lo han llevado a pisar importantes escenarios, en 2013, cuando aún cursaba la universidad, diseñó para la marca de juguetes y productos para bebé Kids II. A sus 21 años, dos de sus diseños llegaron al mercado.
Lograr que sus prototipos se convirtieran en realidad y llegaran a comercializarse cuando solo iniciaba su carrera profesional ha sido una de sus más grandes satisfacciones.
“Una de mis mayores felicidades es ver a mis sobrinos jugar con ese juguete (…)”, dijo a elsalvador.com.
Para el 2014 hizo una práctica en Diseño Industrial en Target, luego pasó a BMW como diseñador digital UX -UI. En 2015 colaboró con Reebok como diseñador gráfico. Las marcas Coach y Moment también están dentro de su portafolio profesional.
Rodrigo Miguel se graduó en Diseño Industrial, con enfoque en Diseño de Accesorios. Obtuvo su título en la Universidad Savannah College of Art and Design (SCAD) en Savannah, Georgia en los Estados Unidos, donde se graduó con honores.
Fue uno de los pocos estudiantes seleccionados para ser parte del programa “Collaborative Learning Classes”, el cual permite a los jóvenes colaborar con marcas destacadas a nivel internacional.
Al preguntarle cuál es el reto más grande que ha enfrentado a nivel profesional, señala din dudar: superarse a sí mismo.
“Yo creo firmemente en que un diseño siempre puede ser mejorado, y mi reto más grande en el diseño es que soy muy crítico y muy estricto conmigo mismo. En muchas ocasiones ser perfeccionista me ha ayudado a crecer y desenvolverme en nivel académico y profesional”.
El diseño Industrial dice que le abrió muchas puertas y le ha permitido explorar diferentes ramas de su carrera. Las vivencias personales así como su ubicación geográfica le ha llevado a disfrutar al máximo su pasión por este oficio, es así como ha creado desde juguetes, relojes, artículos de jardinería, carteras y zapatos hasta aplicaciones para celulares, entre otros.
Pero no solo el diseño ocupa su vida, Rodrigo Miguel también disfruta explorar y viajar por el mundo. El Salvador ha sido una de sus inspiraciones para dar vida a la imaginación.
“A través de estas experiencias he logrado aprender sobre diferentes culturas y esto informa y moldea mis diseños, día con día. Por ejemplo, por medio de una visita a un pueblito pintoresco en El Salvador, presto atención al proceso de tejer hamacas y esto me pudiese inspirar en la creación de una cartera bordada”, explica.
Su vida en El Salvador
Miguel nació en Richmond, Virginia, Estados Unidos, en agosto de 1992. Aunque es norteamericano por nacimiento su corazón está con El Salvador. Sus padres emigraron durante la guerra, con los años regresaron al país con hijos, es así como Rodrigo creció en este país donde vivió hasta los 18 años. Luego viajó a EE. UU. para continuar con sus estudios en la universidad.
“Estas tres culturas han permeado mi vida y por tanto, mi apreciación del arte”, confiesa.
Señala que lo que más le gusta de El Salvador es su gente. “La sencillez y generosidad de los salvadoreños es algo de lo que estar orgulloso”.
Salvadoreño diseña para la prestigiosa firma Michael Kors
Rodrigo Miguel nació en Estados Unidos pero creció en El Salvador. Luego tuvo que regresar al país norteamericano para continuar con sus estudios universitarios, ahora deja huella en una industria en la que la experiencia, la competitividad, el talento y pasión sobresale.
“No puedo dejar de mencionar cuánto amo y extraño la comida típica (de El Salvador), en especial las pupusas y el pastel de plátano que hacen en mi casa, que he tratado de re-crear para mis amigos en New York”, continua.
Con una agenda apretada y múltiples compromisos no deja de visitar El Salvador, en ocasiones hasta cuatro veces al año, ocasiones en las que no deja de visitar las playas, su lugar favorito fuera de casa.
Una visita cultural por diferentes pueblos fuera de la capital es casi obligatoria. “Mis pueblitos favoritos de El Salvador son: Apaneca, Juayua, y Ataco”, reitera.
Para Miguel, la cultura salvadoreña en general siempre ha sido una fuente de inspiración. La utilización de colores, particularmente de los trajes típicos han influenciado la paleta de colores de sus diseños.