En esta colección de Hervé Moreau, director creativo de Atelier Pronovias, se destacó el uso de las flores, así como los encajes, para los que se usó la técnica 3D, plumas y bordados en pedrería que caracterizan a la firma.
También hubo novedades, como la presentación de la colección en un formato inmersivo llamado “Art of Bridal”, con modelos fijos en lugar del tradicional desfile de pasarela, con la finalidad de que sus invitados tuvieran la oportunidad de disfrutar de cada pieza.
Es la primera colección que Pronovias, que se estableció en Barcelona en 1922, presenta en Estados Unidos, bajo la dirección de la nueva consejera delegada Amandine Ohayon.
Esta presentación, además, llegó acompañada por los planes de expansión de la firma en los Estados Unidos.
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Asimismo, Ohayon afirmó: “estamos trabajando con un nuevo administrador para EE.UU y un equipo local”; asegura que buscan conquistar a todo tipo de mujer, de distintas tallas, edades y gustos, con lo que aseguró estar comprometida.
Por ello, entre las modelos hubo mujeres que no responden al peso tradicional de una maniquí.
Esta colección tan diversa está compuesta por 25 vestidos de ensueño, para casarse tanto en una iglesia como en un lugar mucho menos convencional, algunos muy ajustados al cuerpo, o de línea recta con mangas largas o sin mangas, palabra de honor, o con amplios y sensuales escotes a la espalda o a los lados mostrando mucho más que la pierna.
Para marcar la diferencia, destacar, ser única, sorprender y, sobre todo, dejar sin palabras, la firma mostró un espectacular vestido pantalón en tul y encaje, que se dibuja sobre el cuerpo como si estuviese completamente tatuado. Un vestido de efecto ilusión con mangas largas que apuesta por el riesgo, la sensualidad y la feminidad más extrema, según explican en su sitio.
Otros diseños mostraban totalmente el cuerpo bajo encajes franceses y no faltó un mono entre la colección ni tampoco otros de faldas de corte asimétrico o de dos piezas.
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El corte sirena se hizo presente con un espectacular vestido con espalda y godets de chantilly y pedrería, que incluye un cuello-capucha en crepé y pedrería, que actúa como velo corto y se posa sobre el escote con un sensual drapeado en pico.
Algunas de las piezas son muy prácticas de acuerdo con la exigencia de los tiempos, ya que la novia puede despojarse de la falda transformando totalmente su vestido en uno de gala que puede usar luego en la fiesta.
También hubo vestidos más tradicionales de falda amplia tipo flor de campana y con largas colas. La mayoría de los vestidos se caracterizaron por las flores, algunas en tono rosado, ya fuera como un adorno a un lado específico o como en toda la pieza, y de diferentes tamaños.
Sobre el delicado proceso que implica cada vestido de novia, Moreau expresó que “para mí, los exquisitos vestidos de Alta Costura son como obras de arte. Así es como surgió la idea de ‘Art of Bridal’, donde la moda y el arte se unen para crear una obra de coleccionista, que una novia puede llevar en su día especial”.