Si bien su origen no está claro y varios disputan su autoría, lo cierto es que es un platillo cuya popularidad se ha extendido por todo el globo y, en honor a él, cada 28 de mayo se celebra el Día Internacional de la Hamburguesa.
Algunos estudiosos sitúan un platillo muy similar en la Cultura Romana, otros en el siglo XIV con las tribus mongolas y turcas. Pero sin duda, la palabra proviene de la ciudad de Hamburgo, en Alemania, de donde los inmigrantes alemanes la llevaron a norteamérica a finales del siglo XIX y de ahí se convirtió en icono de la gastronomía americana. Es el platillo protagonista de las barbacoas precisamente el 4 de julio, día de la Independiencia de Estados Unidos.
Ese panecillo relleno de una torta de carne de res picada o “patty”, complementado con otros ingredientes, está presente en nuestras vidas cotidianas y ya se ha colado entre los tan usuales emoji de las diferentes redes on line.
A nivel gastronómico también ha tenido su evolución. El panecillo relleno de carne un poco improvisado en los inicios, se perfecciona con un pan redondo, suficientemente denso para soportar la carne, sus jugos y aderezos, fácil de preparar, llevar y comer casi en cualquier situación.
Con esas características, la hamburguesa se abre paso en una sociedad en franco crecimiento industrial, con un ritmo de vida más acelerado y se presenta con como una solución de alimento rápido al proveer proteínas y carbohidratos.
Esa necesidad de comida fácil, rápida y salubre fue aprovechada por la industria alimenticia, de donde surgen las cadenas de restaurantes de hamburguesas y en la década de 1940 era una comida estadounidense por excelencia.
Las nuevas tendencias culinarias también la han retomado y reinterpretado para hacer versiones más gourmet, variadas y exóticas, con opciones para todos los gustos y bolsillos.