¿Los ruidos hacen que las relaciones sexuales sean más placenteras? Experta responde

El acto sexual es un momento intenso donde intervienen, de alguna u otra manera, diversos factores, como: gritar, gemir o cuchichear. Hay quienes opinan que se trata de una exageración; mientras que, otros lo asocian con el placer. Esto dicen los especialistas

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Foto de referencia / Shutterstock

Por L. Puente

2021-12-21 4:20:34

Una relación sexual es un acto íntimo físico en el que se busca dar y recibir placer. Y aunque su fin es alcanzar la satisfacción plena, también es un momento intenso donde intervienen, de alguna u otra manera, diversos factores, como: gritar, gemir o cuchichear.

De acuerdo con expertos, en el caso de los gemidos, su aparición está asociada al momento del orgasmo en las mujeres; pero no solo se producen durante el clímax. De hecho, según un estudio de Bijoux Indiscrets, el 60% de las mujeres emplean los gemidos para excitar a sus parejas; mientras que, el 87% lo hace para fingir que está llegando a su punto máximo.

En cuanto a los gritos, la especialista Marina Castro, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja, explica en su más reciente podcast que, se trata de una expresión plena de felicidad y es totalmente normal, cuando es espontánea y no fingida o causada por dolor.

"No solo gritamos en un acto de placer como el sexo. Gritamos cuando algo nos gusta mucho. Si estamos comiendo un bombón y nos encanta, es muy fácil que nos salga un ronroneo. Igual que los gritos de un niño encima de un columpio cuando se lo está pasando bien. Es la manera que tenemos de expresar el bienestar", apunta la especialista.

La comunicación es imprescindible en la relación de pareja. Foto EDH / Shutterstock

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En este sentido, usuarios de redes sociales hicieron eco en el tema y se encargaron de que Castro resolviera en otro de sus podcast, una de las dudas más comunes al respecto: ¿gritar o gemir puede generar más excitación?.

"Para la gente que es auditiva sí", afirmó, citada por el medio internacional La Vanguardia. "El hecho que haya sonidos en el sexo ayuda a concentrarse en lo que está pasando", dijo. Ahora bien, a otras personas quizás no les funciona: “si una persona tiene otro sentido predominante –personas táctiles–, si entra un estímulo por otra lado, se puede desconcentrar”, acotó.

Además, ella enfatizó en que la hiperventilación (respiración rápida o profunda) aumenta la presión sanguínea y la facilidad para llegar al orgasmo, en el sexo femenino.

“Es muy interesante lo que pasa en términos de excitación y de morbo través de los sonidos y de los relatos. Compartir una fantasía con la pareja a la vez que tenemos sexo nos puede excitar mucho. Desde la desinhibición, los sonidos son fantásticos”, mencionó Marina.

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Por su parte, Pere Estupinyà, bioquímico divulgador científico y autor del libro: "La ciencia del sexo, en La revolución sexual de RAC1", enfatizó al referido medio que, "la seducción y provocaciones hacen que nos excitemos mentalmente y aparezca el deseo de contacto físico y genital. Pero a veces las palabras o los gemidos y gritos dan un efecto de excitación, de tensión física, por activación del sistema nervioso simpático. Hay personas que utilizan los gritos para facilitar el orgasmo”.

Aunque, también es cierto que, más allá de los beneficios, siempre se ha tendido a erotizar el gemido. Hay que ser consciente de que todo lo que aparece en la industria pornográfica no tiene porqué ser realidad, por lo que el gemir en mayor o menor medida dependerá de cada persona. No obstante, si una miembro de la relación no gime o grita, no tiene que significar que no está disfrutando.

En tanto, Aaron Ben-Zeév, autor del libro "El arco del amor: cómo nuestras vidas románticas cambian con el tiempo", manifiesta en su texto que, el equilibrio correcto en el sexo es vital. Demasiado ruido puede hacer que la pareja cuestione la sinceridad; y hay muchas personas que simplemente no pueden soportar gritar, en la cama o en cualquier otro lugar.

"El consejo es que hagas lo que sientas, que te expreses como quieras y que no te avergüences de hacerlo como prefieras", concluye en su libro, Ben-Zeév.