La pandemia por COVID- 19 ha cambiado varios aspectos en la vida en muchas personas, incluyendo el componente sexual. A raíz del distanciamiento social exigido durante la crisis sanitaria, algunas parejas han decidido dejar en segundo plano el contacto íntimo. Han optado por no tener encuentros sexuales.
Asimismo, el miedo y el estrés generados por la cuarentena han provocado en muchos una pérdida del apetito sexual.
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El no ter sexo por largos períodos puede repercutir negativamente física y mentalmente. Según el doctor Dacher Keltner, sociólogo de la Universidad de California en Berkeley, durante el acto íntimo las personas realizan un contacto físico que, además de brindar placer, produce una sensación de consuelo. Según el especialista, sin ese contacto táctil, la gente pierde el sentido de ser parte de la comunidad.
“El tacto es una condición social tan importante como cualquier otra cosa. Reduce el estrés. Hace que las personas confíen unas en otras. Permite la cooperación. Cuando miras a las personas en confinamiento solitario que sufren de privación táctil, ves que pierden la sensación de que alguien les respalda, que son parte de una comunidad y están conectadas con otros”, expresa Keltner.
Según el especialista, la conexión sexual libera la hormona del bienestar, la oxitocina, y las endorfinas (las hormonas de la alegría) que elevan el estado de ánimo. Sin estos estímulos naturales, las personas pueden ser propensas a sentirse más deprimidas, lo que se suma a la depresión que ya tienen por la pandemia y el confinamiento.
Varios estudios científicos han llegado a la conclusión que cuando la ausencia de relaciones sexuales es de mutuo acuerdo en la pareja, los efectos colaterales son menores que cuando no es así. Entre esas repercusiones se encuentran las siguientes.
1. Se genera más estrés y ansiedad
Esto se debe a que cuando una persona tiene relaciones sexuales, su cerebro libera endorfinas y oxitocina, sustancias que generan un efecto analgésico y sensación de bienestar. Se ha comprobado que las personas que tienen relaciones íntimas saludables se muestran menos ansiosas y estresadas que las que no las tienen.
2. Problemas de autoestima
“La sexualidad es vital para el sentimiento de autoestima de las personas, para la sensación de que la vida vale la pena. Nunca hemos encontrado a nadie con una baja autoestima en el momento del orgasmo”, sostiene la psicoterapeuta Dossie Easton y la sexóloga Janet Hardy en su libro Ética promiscua.
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3. Baja en las defensas del cuerpo
Está demostrado que la falta de sexo baja las defensas, lo que puede llevar a las personas a padecer infecciones, principalmente por virus. Diversos estudios han revelado que las personas con una vida sexual más activa producen niveles “significativamente superiores” de inmunoglobulina A, el principal anticuerpo presente en las secreciones de las mucosas del cuerpo, como la saliva, las lágrimas y las producidas por el aparato respiratorio y gastrointestinal. Los niveles más bajos de este anticuerpo “propicia más riesgos de resfriados”, gripes y otros problemas, y por lo tanto esto también podría considerarse un efecto negativo de la abstinencia sexual.
4. Desgano sexual
Existen necesidades imprescindibles, como comer, beber o dormir, que cuando no son satisfechas, el cuerpo da señales de que lo necesita para seguir funcionando. En cambio, con el deseo sexual sucede lo contrario.
“La falta de sexo no hace que el cuerpo de señales de que lo necesita, sino que el deseo se va apagando hasta desaparecer. Es decir, la libido se canaliza en otras actividades y el deseo sexual se inhibe”, comenta la sicóloga Anabel Aguilar.
5. Deterioro en la comunicación
“Tener sexo con tu pareja fortalece el vínculo, porque de esa forma hay más comunicación y más afecto. Por el contrario, las parejas que no tienen sexo sienten que hay un distanciamiento”, refiere la licenciada Aguilar. Según la especialista, el sexo favorece la intimidad, las confidencias y la comunicación.
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