10 tradiciones salvadoreñas declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial

El Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) de El Salvador se refleja en tradiciones culturales y religiosas. Salvaguardarlas permite que cada elemento de ellas se mantenga vivo por generaciones. 

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Sara Castro

2016-05-07 8:30:00

Las tradiciones orales, los rituales, las representaciones y las técnicas vinculadas a las artesanías definen la identidad de una comunidad, de un país o una región. Muchas de ellas han sido quebrantadas por las vertiginosas transformaciones de una sociedad, ahora más “tecnológica”, o están extintas por un cambio generacional que no pudo -o quiso- mantenerlas vivas. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) define este conglomerado de rasgos culturales como: Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI). En El Salvador se han decretado diez “expresiones” y dos más están en proceso de que se les otorgue dicha categoría por su “valor social y transmisión de conocimiento” de generación en generación. 

Declarada en “situación crítica” por la Unesco, la lengua náhuat y la alfarería de Santo Domingo de Guzmán, en Sonsonate, son expresiones culturales que aún esperan por ser declaradas como PCI. Mientras tanto, sus comunidades continúan trabajando por mantener la esencia de ambas tradiciones.

Según Sandra Alarcón, jefa del Registro de Bienes Culturales de la Secretaría de la Cultura de la Presidencia (Secultura), son los habitantes de una comunidad los responsables de “salvaguardar y trasmitir de generación en generación” su identidad y creencias. Si una  población no se unifica para prolongar esas expresiones, estas se debilitan.

Poblaciones de Cuisnahuat, Nahuizalco, Izalco y Santo Domingo de Guzmán, todas ubicadas en Sonsonate, tienen más de un año trabajando para que su lengua y sus artesanías sean protegidas, valoradas, documentadas y, por supuesto, transmitidas a más generaciones.

Según la Unesco, en El Salvador solo se han identificado 200 “locutores” de náhuat. “Este es un momento propicio para rescatar la lengua. Una de las principales preocupaciones es que los hablantes son adultos mayores (…) pero hay un fenómeno de jóvenes de la zona metropolitana que están aprendiendo náhuat”, explicó Johanna Marroquín, socióloga del departamento de Registro de Bienes Culturales de Secultura. 

Las ollas, tostadores, comales, entre otros, elaborados en Santo Domingo de Guzmán es la segunda actividad económica de la zona. Aunque años atrás esta actividad era ejecutada únicamente por mujeres, un relevo generacional integró a más hombres, explicó el técnico de Secultura, Carlos Cortez. 

Tras más de un año de investigaciones y de que la comunidad presentara una declaratoria, ambas expresiones identitarias esperan por ser declaradas PCI. 

Hacemos un recorrido por el dulce, religioso y entretenido Patrimonio Cultural Inmaterial del país:  10 tradiciones salvadoreñas