Beatriz, la ingeniera que se convirtió en religiosa y maestra de jóvenes 

Su vida dio un giro importante en cuestión de días. Ella decidió cancelar todos sus contratos para servirle a Dios y cambiar vidas a través de la educación

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La joven, de 34 años, decidió despojarse de todo lo material y vivir con voto de pobreza y obediencia. Foto/Cortesía

Por Leidy Puente

2020-06-22 8:09:50

Beatriz Puente es una laica comprometida. Una mujer entregada a la educación e ingeniería civil. Hace cinco años tenía todas las comodidades que cualquier persona desea tener. Un buen trabajo, coche y casa en una zona exclusiva de la capital salvadoreña. Sin embargo, ella no era feliz, algo faltaba a su vida.

Así fue como Beatriz tomó una decisión que cambiaría su estilo de vida por completo: se desprendió de todos sus bienes materiales y empezó a vivir como religiosa, con voto de pobreza y obediencia, en la congregación de las “Carmelitas de San José”.

Decidir ser monja no fue fácil para ella, pero tomar los hábitos en 2015, ha sido una de las decisiones más acertadas en su vida. Ella tenía 34 años y dos mascotas a las que les daba lo mejor. En esa época ejercía como gerente en una institución de gobierno y su corazón no dejó pasar desapercibido el llamado a la vida religiosa, según relata. El 1 de febrero del mismo año, la ingeniera Puente se despojó de su ropa habitual para cubrirse con los hábitos religiosos.

“Para llegar a ser lo que soy ahora, pasé por la Beatriz estudiante de postgrados, Beatriz profesional, empresaria e innovadora. Una noche tomé el valor de decirle a mi familia que iba a ser religiosa. Al principio, mi mamá no me dijo nada, estaba asombrada; algunos de mis amigos, al darse cuenta, me dijeron que no lo hiciera; pero después de todo, el apoyo que he recibido ha sido inmenso, especialmente de mi madre”, relató Puente.

Cuando ella tomó la decisión de su vida, ejercía como gerente en una institución de gobierno. Foto/ Cortesía

En menos de diez días, ella canceló todos sus contratos para irse al convento y convertirse en monja. Una de las experiencias que marcó su fe y la ayudó a tomar esa decisión respecto a su vocación fue una plática con su párroco.

“Yo nunca me había planteado ser monja. Simplemente era católica practicante. Pero ese día, mi párroco luego de escucharme todas las señales, me dijo: ´Dios te está gritando que te hagas religiosa´”, recordó.

Al principio la invadieron las dudas porque amaba su trabajo y la vida que llevaba. Además, separarse de su familia sería lo más duro del proceso.

“Creo que fue muy difícil admitir que lo que realmente deseaba hacer iba contracorriente a lo que toda mi vida había soñado y estaba construyendo. Recuerdo que, después de varias conversaciones, mi mamá me decía: ´Bea, cómo le vas a hacer esto a tu país. Tú tienes una maestría que pocos tienen acá y puedes ayudar a evitar muchas tragedias´. Realmente, lo pensé mucho y me di cuenta que aunque no sea en el campo que me especialicé académicamente, si puedo contribuir de otras maneras; un ejemplo claro es la docencia”, dijo la ahora religiosa.

Estudiar, trabajar y disfrutar de la vida con amigos, eran las prioridades de la ahora religiosa. Foto/ Cortesía

La docente

Y fue ahí, hace dos años, cuando se dio cuenta de que su verdadera vocación no era vivir para siempre dentro del convento donde se formó, por lo que emprendió una nueva aventura y llegó a Apaneca para fundar la congregación “Las Carmelitas de la Divina Misericordia”. Su deseo va enfocado a recibir mujeres que descubren su vocación después de los 30 años de edad. La parroquia “San Andrés Apóstol” es el centro de su servicio.

Al llegar al pueblo, se acercó al párroco y él le encomendó trabajar por la educación, una de sus mejores carismas y que siempre ha sido parte de su vida, ya sea directa o indirectamente.

De esta manera, encontró su nueva pasión, protagonizando sonrisas y satisfacción, a través de la enseñanza con metodologías que aprendió en España.

“La docencia siempre ha asomado a lo largo de mi vida, mi padre fue un excelente docente de la Universidad Nacional de El Salvador (UES), di pininos como docente sustituta en una institución privada, fui formadora de jóvenes talento e instructora en mi universidad y, así, ahora hago lo mejor que puedo con los jóvenes que trabajo, porque yo creo firmemente en que la única ventana de oportunidades para superarse y conquistar un mejor futuro, es la educación”, enfatizó.

En el Centro Escolar Católico “San Andrés”, ella imparte matemática en tercer ciclo, ad-honoren, y en cada clase trata de dar lo mejor a los estudiantes. También, se encarga de motivarlos a ser mejores en la vida.

El currículum de Beatriz está enriquecido con estudios avanzados en un Doctorado de “Ingeniería de los Recursos Minerales, Materiales, Energía y Medio Ambiente”, en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas Universidad Politécnica de Madrid, España. Cuenta con un Máster en Ingeniería Geológica, en la Universidad Complutense de Madrid, una Ingeniería Civil, en la Universidad Politécnica de El Salvador y un Técnico en Ingeniería Civil y Construcción, en el Instituto Tecnológico Centroamericano ITCA-El Salvador.

A la vez, una amplia experiencia laboral, tanto en El Salvador como en España. Ha ejercido su profesión de ingeniería civil  en reconocidas constructoras, como consultora del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, trabajó en Cemex España y su último puesto laboral fue como gerente en el Fondo Ambiental de El Salvador (FONAES).

La preparación profesional que Beatriz recibió fuera del país le permitió escalar rápidamente en el ámbito laboral. Foto/Cortesía

“Yo tal vez por las oportunidades que el mismo Dios me dio de estudiar en otro país, de tener la formación que tengo, realmente quisiera que los jóvenes se den cuenta de que su educación no depende del gobierno, ni de sus padres, ni de los mismos maestros; depende de ellos mismos. Lo que hago es darles la valiosa herramienta del conocimiento a los chicos e incitarlos a que busquen becas y estudien lo que de verdad les apasiona”, detalló la hermana Beatriz.

Además, señaló que “cualquiera de mis alumnos dirá que les dejo mucho tarea, pero de eso se trata de exigirte cada vez más para que seas mejor y marques la diferencia. Encontrar el equilibrio de no te hago haragán, pero te enseño a esforzarte por conseguir lo que quieres, ese es el reto de cada maestro. Enseñarle a cada alumno que las cosas que cuestan, valen la pena”.

Ahora, disfruta enseñar y forjar el futuro de jóvenes de tercer ciclo. Foto/Cortesía

El reto que ahora enfrenta la religiosa es estudiar una maestría en pedagogía para servir mejor a la comunidad estudiantil, pero debido a los escasos recursos económicos con los que dispone no ha podido comenzar con esta nueva aventura.

“Aunque haya sido un cambio radical, me siento tan llena. Siento como si antes tenía dispersas muchas piezas de rompecabezas y ahora todas encajan. Con la perspectiva de la ciencia, la educación y la religión, estoy profundizando en mis pasiones y viendo con satisfacción como otras personas aprovechan lo que sé para superarse. A veces es agotador, no lo niego; pero ver a los jóvenes triunfar, buscar salir del pueblo y cambiar su perspectiva del mundo, no tiene precio”, finalizó Puente con una sonrisa que refleja su alegría de servirle a los jóvenes como docente.

Beatriz, también tuvo la oportunidad de viajar a la Canonización de monseñor Romero y llevó la bandera salvadoreña al papa Francisco en el Vaticano. Foto/ Cortesía.