Los mitos del Brexit

La Unión Europea seguramente no cometerá una automutilación sólo para castigar a los británicos. Y no, el Reino Unido no va a colapsar, y el mundo no se caerá por culpa del Brexit.

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El presidente Nayib Bukele participó en el Foro de Doha 2019, en Catar. Foto cortesía Presidencia

Por Manuel Hinds

2019-12-15 3:40:36

El Partido Conservador del Reino Unido ganó las elecciones nacionales del jueves pasado, con la mayoría más alta desde la de Margaret Thatcher en 1987. El Partido Laborista sufrió la derrota más grande desde 1935. Estos resultados destruyeron varios mitos que la gente se había formado en dos dimensiones: una, con relación a Brexit, que discuto en este artículo, y la otra, con relación al avance de la izquierda radical en una sociedad desarrollada, que discuto en un artículo del día de mañana. Los mitos con respecto al Brexit que las elecciones desmintieron eran los siguientes:

1. Que la democracia británica había fallado porque los votantes eran incapaces de tomar una decisión clara y definida sobre el tema. Con las elecciones del jueves el pueblo reafirmó, con una alta participación, que el período de indecisión ya pasó y que han dado un mandato firme al gobierno sobre ese tema.

2. Que el referéndum de 2016 lo habían ganado los que se querían ir de la Unión Europea sólo porque los que se querían quedar en ella no habían ido a votar. La voluntad del pueblo quedó claramente, aplastantemente, demostrada, y fue a favor del Brexit.

3. Que el Brexit sería un factor de desestabilización económica mundial como resultado de un desplome total del Reino Unido mientras que Europa continental iba a crecer muy rápidamente. Hasta ahora ese desplome no se ha dado, a pesar de que ya por tres años se ha sabido que el Reino Unido se iría de la Unión, dando tiempo para que toda la gente huyera de la isla. De hecho, en 2019 el Fondo Monetario Internacional estima que el Reino Unido está creciendo más rápido que Alemania, que es el corazón de la Unión. Los resultados de la elección muestran que los votantes se dieron cuenta de que las visiones apocalípticas que emergieron del referéndum en 2016 no eran realistas.
Hay otros tres mitos que se desinflarán en corto tiempo:

4. Que para tener mercados comunes se necesita tener una unión política. Ese mito, por supuesto, es desmentido por todos los tratados de libre comercio que existen en el mundo, como nuestro CAFTA-DR, o como los tratados que la Unión Europea ha realizado con, por ejemplo, Canadá, una economía bastante más pequeña que la del Reino Unido, en cuyas negociaciones a nadie se ocurrió que para firmarse Canadá tendría que volverse un miembro de la Unión Europea, o que Europa tendría que convertirse en una provincia de Canadá. Esto es lo que tienen Noruega, Suiza e Islandia en Europa y lo que quiere el Reino Unido: comerciar libremente y conservar su soberanía.

5. Que aunque la unión política no sea necesaria, la Unión Europea se encargará de castigar económicamente al Reino Unido por haberse ido, negándose a suscribir el tratado de libre comercio que el Reino Unido siempre ha querido. Por supuesto, un castigo de este tipo tendría dos filos, porque las economías del Reino Unido y de Europa están tan unidas que cortarle algo a Gran Bretaña sangraría no solo allí sino también en Europa, y viceversa. Las cadenas de producción están tan íntimamente unidas que si, por ejemplo, la Unión Europea le pone una tarifa de importación a, digamos, los carros Mini hechos en Inglaterra, estaría cortándoles el negocio, primero a la empresa Mini, que es propiedad de la BMW, y luego a todos los suplidores alemanes, italianos, españoles, franceses y de otros países que le venden partes a la Mini. Los fabricantes de tantos otros productos europeos que venden en Gran Bretaña no estarían muy felices de perder el acceso sin impuestos a la quinta economía más grande del mundo, especialmente porque el Reino Unido compra anualmente de Europa $122,400 millones más en bienes que los que le vende a Europa.

6. Que el Reino Unido, sin su membresía de la Unión Europea, declinará a ser una potencia de tercera clase —la “Pequeña Inglaterra”—. Esto no le ha pasado a Japón, ni a Australia, ni a Canadá, ni a Nueva Zelanda, ni a Singapur, ni a Noruega, ni a Suiza, ni a Islandia, que no viven en la pobreza a pesar de que ninguno es miembro de la Unión. Inglaterra no se desarrolló porque se unió a Europa. La Revolución Industrial comenzó allí varias décadas antes que en el resto de Europa. Y ahora es el país más globalizado y cosmopolita, económica y culturalmente, de Europa.

La Unión Europea seguramente no cometerá una automutilación sólo para castigar a los británicos. Y no, el Reino Unido no va a colapsar, y el mundo no se caerá por culpa del Brexit.