Columna Transversal: La traición

Conociendo las historias de Albert Camus y Teodoro Petkoff, nunca me agarraron de sorpresa el montón de oportunistas quienes tildaron de traidores a quienes, luego de participar durante la guerra civil en el movimiento rebelde, expresamos críticas al FMLN por defender incondicionalmente al régimen cubano y a los dictadores Chávez, Maduro y Ortega. Y muchos de estos ataques vinieron de personas que a saber dónde estaban cuando aquí asustaron...

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La árbitra de fútbol playa Hillary Morán. Foto / Cortesía Indes.

Por Paolo Lüers

2021-07-17 4:45:53

Cuando me eduqué en la universidad y en el movimiento anti autoritario de los años 60, Jean Paul Sartre y Albert Camus fueron referentes importantes para mi generación. Sartre todavía estaba vivo (murió en 1980) y se puso a la par de los rebeldes en el mayo parisino del ‘68. Camus ya había muerto en 1960, pero aún estaba presente en nuestro imaginario como figura heroica de La Résistance francesa contra la ocupación nazi –como defensor de las resistencias contra los gobiernos estalinistas de Europa Oriental... Muchos vieron en esta historia de Camus una contradicción: ¿Cómo podía alguien ser parte de la resistencia de la izquierda contra el fascismo y luego solidarizarse con quienes se rebelaron contra gobiernos de izquierda? Otros lo vimos al revés: ¿Cómo alguien que combatió a la dictadura nazi y su ocupación de Francia podría no combatir la dictadura soviética y su dominio sobre los países de Europa Oriental?
Había un debate político, ideológico y filosófico, en el cual unos citaban a Sartre y otros a Camus. Una de estas tertulias la cortó en seco un amigo francés: “Dejen de enredarse en teorías. Lo de Sartre versus Camus no es un asunto filosófico, ni siquiera de teoría política, es un asunto ético”. Y me dio un librito que documentaba la fuerte controversia que acabó por siempre con la amistad entre los dos escritores.
Es cierto, el debate entre ellos era sobre ética, todo lo demás, sobre todo por parte de Sartre, era paja, pretexto, retórica. Sartre era un maestro de la retórica. Pero Camus era un maestro de la moral. ¿Qué pasó entre estos dos que dominaron la escena intelectual francesa en los años de la posguerra?
Los dos fueron voceros de la izquierda. Y amigos. Amigos literarios sobre todo. Pero cuando Albert Camus publicó, en el año 1951, su libro “El Hombre Rebelde”, esta amistad se quebró por siempre. Camus denunció a la Unión Soviética, comparó los campamentos de prisioneros políticos de Stalin con los campos de concentración de Hitler, y denunció que en Rusia reinaba una dictadura.
La respuesta de Sartre fue un ataque personal a Camus. Sartre, defensor acrítico de la Unión Soviética, a pesar de los crímenes de Stalin, dijo que Camus era “un burgués”. Y si había nacido pobre, al criticar a la Unión Soviética había traicionado su clase.
Camus nunca lo dijo en público, pero sí en privado, a sus amigos: ¿Cómo se atreve Sartre a decirle traidor? Sartre, quien durante la ocupación alemana de Francia nunca se unió a La Résistance? Mientras Albert Camus, desde la clandestinadad, escribía y organizaba la distribución del periódico “Combat”, el órgano de la Resistencia, Jean Paul Sartre escribió en publicaciones de los colaboradores de los alemanes.
Entonces, un cobarde estaba diciendo traidor al valiente, para callar la crítica a la “madre patria del socialismo”. Lo que separaba a Sartre y Camus, y a toda la izquierda francesa, resultó un asunto simple de honestidad y ética. Cuando se dio la controversia, en los años 50, fue Camus quien parecía ser el perdedor del debate y quedó aislado dentro de la izquierda. Demasiado fuerte fue el manto ideológico que no permitía disentir de la Unión Soviética. Pero a la larga, ya en el tiempo de los movimientos de rebeldía antiautoritaria, que estallaron en París y Berlín en mayo 1968, la percepción cambió. Por más que Sartre quería abrazar la rebelión de mayo para reivindicarse, nosotros vimos a Albert Camus como el referente ético de la izquierda.
Demasiado había pasado. La revuelta masiva de los obreros contra el régimen comunista en Alemania Oriental, en 1953. El intento de Hungría de desarrollar un socialismo propio con rostro humano, que fue aplastado por tanquetas soviéticas en 1956. Sartre siempre defendiendo lo indefendible, Camus del lado de los rebeldes.
Hagamos un salto a otro continente. En Venezuela le pasó lo mismo a Teodoro Petkoff. Mientras los intelectuales comunistas de Venezuela hicieron análisis y debates, Petkoff se unió a la guerrilla de Douglas Bravo. Cayó preso varias veces. En 1969, un año después de que tropas soviéticas pusieron fin al experimento de un socialismo democrático en Checoslovaquia, Petkoff escribió en la cárcel su libro “Checoslovaquia: el socialismo como problema”, condenando la invasión soviética y criticando al Partido Comunista de Venezuela por defender lo indefensible.
Igual que Camus casi 20 años antes, Petkoff fue atacado como traidor a la revolución –por un montón de personas que nunca habían movido un dedo por la revolución...
Conociendo las historias de Albert Camus y Teodoro Petkoff, nunca me agarraron de sorpresa el montón de oportunistas quienes tildaron de traidores a quienes, luego de participar durante la guerra civil en el movimiento rebelde, expresamos críticas al FMLN por defender incondicionalmente al régimen cubano y a los dictadores Chávez, Maduro y Ortega. Y muchos de estos ataques vinieron de personas que a saber dónde estaban cuando aquí asustaron...
Y como en aquel tiempo de los complejos debates en Francia entre Sartre y Camus, también ahora y aquí no es un asunto filosófico, sino un simple asunto de decencia. La decencia dicta condenar dictaduras de cualquier tipo.
Entonces, ¿quiénes son los traidores?

Periodista.