OPINIÓN: ¡Ahora la Asamblea también!

descripción de la imagen
Manuel Hinds / Foto Por Archivo

Por Manuel Hinds

2020-07-03 6:00:24

La tragedia del coronavirus se está profundizando y, a pesar de que la realidad devela cada vez más claramente la fuente de los errores trágicos que el presidente ha cometido en su tratamiento, éste y segmentos grandes de la población, ahora incluyendo a la Asamblea Legislativa, insisten en cometerlos.

El presidente expuso anteayer en un tuit la esencia de esta política que ha sumido al país en la tragedia que estamos viviendo: “Dejen de discutir. No necesitan escuchar más expertos, a quienes corrigen, cuando les dicen algo que no les gusta. Necesitamos 15 días. Hasta los que están en contra ahora, lo estarán pidiendo después. Pero ya será demasiado tarde. ¡Aprueben el Régimen de Excepción!”. Según este tuit, el presidente sigue creyendo, o haciendo creer que cree en la falsa idea que todo estaría bien si sólo tuviéramos 15 días más de Régimen de Excepción. Esta idea no tiene ninguna conexión con la realidad de la pandemia, y ha causado inenarrables sufrimientos al país. El pueblo salvadoreño todavía no ha logrado comprender cómo esta política, decretar cuarentenas cada vez que el problema se vuelve peor, es lo que ha causado la catástrofe de salud que estamos enfrentando y que está causando un costo horrible en muertes y sufrimiento actualmente y preparando incontables penurias para el futuro.

Hay dos tipos de noticias que inundan los medios y las redes de comunicación: unas muestran los aumentos en los casos y en las muertes del coronavirus, y las otras muestran la espantosa falta de recursos y de organización en el combate de la enfermedad.

Y lo único que se les ocurre al presidente y ahora también a la Asamblea es pedir más cuarentena, como si no fuera obvio que lo que realmente se necesita es mucha inversión en la atención brindada a los enfermos: mejorar el equipo que se le da al personal de salud que está en la primera línea, para no seguir perdiendo el recurso más precioso que tenemos en esta lucha; invertir en más y mejores equipos para combatir el virus; eliminar la escasez de medicinas que hay en todo el sistema de salud; invertir en hospitales de campaña para suplir las necesidades que la farsa del Hospital El Salvador no está pudiendo llenar; dotar con instalaciones provisionales lo necesario para que la gente que hoy tiene que soportar el tratamiento sentado en sillas incomodas, noche y día, o tirados en el suelo, en lugares expuestos al sol y la lluvia pueda estar cómoda y protegida; contratar médicos en países en los que la pandemia ya disminuyó para atender pacientes e impartir capacitaciones para aumentar la eficiencia del uso de los recursos de todo el sistema, etc.

Eso es lo que necesitamos: proteger y aumentar los recursos humanos que tenemos para enfrentar el virus, dotarlos de todo lo que necesitan (lugares protegidos donde puedan ponerse a los enfermos que se puede conseguir con hospitales de campaña, equipos y medicinas) y mejorar la eficiencia del uso de estos recursos. En vez de eso, todo lo que se les ocurre al presidente y ahora a muchos diputados es poner más cuarentenas, y pelearse sobre si se deben imponer sobre todo el país o sólo sobre regiones.

Y mientras tanto, la gente se seguirá muriendo, en gran parte porque el presidente, enfocado solo en no dejar salir a la gente, no proveyó los recursos que se necesitaban para atender bien a los enfermos, lo cual nos llevó a la tragedia que estamos viendo, centenares de muertos que no deberían de haber perdido la vida si los recursos se hubieran invertido bien. Y ese es precisamente lo que pasará si vuelven a poner 15 días más y si el presidente sigue negligentemente ignorando en donde deben invertirse los recursos para enfrentar la tragedia.

Una rápida revisión de los datos muestra un horrendo despilfarro de recursos, tan grande que hasta uno podría pensar que el verdadero objetivo de todo lo que el gobierno ha ejecutado lo ha hecho con el propósito de crear ese horrible desperdicio en medio de un igualmente horrible caos oscurecido por la falta de información y controles.

Para tener una idea de la magnitud de este desperdicio solo piense en lo que hubiera costado una alternativa muy simple: tomar a todos los infectados de coronavirus y mandarlos a un buen hospital en Estados Unidos, bien equipado, pagándoles los pasajes de avión de ida y vuelta. Según una estimación de un profesor de la City University of New York, publicada en el Wall Street Journal (Bruce Y. Lee, El tratamiento de una infección típica de coronavirus es cuatro veces el costo de un caso de gripe https://www.marketwatch.com/ story/treating-coronavirus-will-cost-us-billions-and-guess-who-willpay-2020-05-04) el costo típico del tratamiento del COVID-19 en ese país es $14,366. Es decir, se hubiera podido mandar a cada persona infectada a un buen hospital en Estados Unidos, con pasaje de primera clase, por $20,000, y nos habrían sobrado $1,500 millones (el 94% de lo gastado). En realidad, con lo que el gobierno ha gastado  se hubieran podido mandar 111,374 personas a recibir tratamiento en Estados Unidos, cuando solo ha habido 6,438 casos hasta el principio de julio. La inmensa mayoría de estos gastos se han ido (supuestamente) en pagar los costos de la cuarentena (los $300, los paquetes de alimentos, pérdidas de ingresos fiscales por cerrar empresas, etc.). Por supuesto, si se pone más cuarentena, se necesitarían cientos de millones más, solo para pagar la cuarentena, sin mejorar la atención de los pacientes.

Calcule usted que el número de los mandados a Estados Unidos fueran el doble o el triple, aun así sobrarían cantidades enormes que podrían invertirse en resolver el verdadero problema: el fortalecimiento del sistema de salud. Obviamente, no estoy proponiendo mandar a los enfermos a Estados Unidos, aunque ese es un proceso que el sector privado y muchos sistemas de seguro social han usado cuando las instalaciones nacionales no son capaces de atender ciertas enfermedades. Uso estas cifras para demostrar lo que hubiera sido el costo alternativo para dar un tratamiento bueno a los infectados, que es mucho menos que lo que el presidente ha gastado porque no se le ocurre nada más que encerrar a la gente para tratar una pandemia.

Los recursos que el presidente gastó en mantener esas cuarentenas inútiles se fueron como agua que pasa en el río, porque nuestras tasas de contagio van en un proceso que es igual o superior a otros países que no tuvieron cuarentenas tan largas y estrictas como las nuestras, y no sirvieron ni siquiera para que los que van a los hospitales tengan una cama, un tambo de oxígeno y las medicinas que puedan aliviar sus sufrimientos y salvar sus vidas.

Bueno, ya pasó, ya esos recursos, que tanto hubieran servido para aliviar estos sufrimientos, se fueron por el río. ¿Por qué hablar de esto? Porque el presidente, ahora acompañado de muchos diputados, quiere seguir haciendo lo mismo, seguir botando los recursos que podrían servir para salvar vidas en hacer lo único que se les ocurre, poner más cuarentenas, para que en 15 días, sin todavía ocurrírseles nada más, y en 45 días, y hasta que el país reviente, la gente siga sin atención médica, sufriendo horriblemente en hospitales colapsados.

Los diputados deberían pensar en esto y realizar que lo que se necesita urgentemente es mejorar el sistema de salud, no encerrar más a los sanos dejando los hospitales en la miseria para que eventualmente lleguen a morir a ellos. Los diputados deben comprender que la gente en algún momento hará estos razonamientos y se preguntará: ¿Por qué los fondos no se usaron para detener la pandemia?

En ese momento, la popularidad del presidente y de todos los que lo han apoyado en estas políticas suicidas para el país va a caer como una piedra, irremisiblemente.